Buscar este blog

07 agosto 2010

TÍA SUSANA


Hoy he presenciado tu despertar. Ese que te lanza un día más a una vida sin sentido, sin esperanza ni lo contrario, sin alegrías pero sin penas, sin quehaceres, sin distinción de los laborables de los festivos, los calurosos de los fríos, sin que, a mis ojos, alcances, a penas, a distinguir el verano del invierno, la primavera del  otoño, la luz de la oscuridad o el ruido del silencio. 

Te he dado un beso en la frente, y aún pretendiendo que fuese suave, tanto amor que por ti siento, se ha estrellado en el roce de mis labios con tu frente. Has abierto los ojos, y me has mirado, pero no me has sonreído, y te he susurrado un buenos días que ni siquiera sé si has escuchado, y he vuelto a besarte, y la impotencia me ha llevado casi a gritarte lo preciosa que te veo, lo mucho que te quiero, y aunque esto no te lo he dicho porque el ahogo de mi alma ha dejado abierta la puerta de mi cobardía para seguir así a tu lado, lo mucho que te he admirado y te admiro, tía mía, por tu forma de haber interpretado la vida, en la fortuna y en la escasez, en las alegrías y en los reveses con los que te han obsequiado tus ochenta y nueve años, tan vividos, que es lo importante, que para eso tú no has pasado  de puntillas por este planeta nuestro, sin enterarse donde estamos, no, tú has pisado fuerte dejándole claro a la existencia que de la tuya, tú eras su dueña, para arrancarle hasta el último aliento, fuese cual fuese el trato que te diese el momento.

Siete hijos, quince nietos, dos bisnietos, y yo, que no soy tu hija, que soy tu sobrina, y a la que tanto has querido y sé que aún quieres, y me seguirás queriendo mientras vivas; y yo te adoraré siempre, antes, ahora y después, aunque me aflija la impotencia de no comprender por qué,  precisamente tú,  que hasta hace nada eras la envidia de la energía, hayas sucumbido a esa enfermedad, tan maldita como cualquier otra, que ha secuestrado tu mente para llevársela a un lugar desconocido para mí, para todos, del que vuelves en momentos, en esos que obsequias con una sonrisa luminosa y amplia, dulce, que aún me lacera más, y ahora, te lo digo con el sonido de mi corazón tan unido siempre al tuyo, que no quiero verte así, porque ahora no te entiendo, ahora no sé si estás o no estás, y cuando te vas no me dices cómo te sientes en ese lugar desconocido para mí, si te resulta agradable, si en él reina la luz o las tinieblas, o si, desde el, puedes mirar la luna llena y pedirle tu deseo, y si tiene un mar con olas blancas que jueguen con tu cuerpo.

Y a pesar de todo, quisera que fuesen infinitas las mañanas en las que pueda darte un beso, aunque me ahogue en mi propio llanto de impotencia al comprobar que el tiempo ha vencido, como siempre, arrancando de tu vida casi todo, y digo casi, porque el amor que yo te tengo, que tantos te tenemos, invierte su perversa manía de transformar lo bello en feo, pues contigo, tía mía, cada día al despertarte, tu luz sigue siendo el fuego de la esperanza de tantos, que como yo, sin ti, no nos imaginamos como seguiremos existiendo.

Sherezade

27 julio 2010

ROSA ESTRELLADA



Lo sabes bien. Recorrí entre lágrimas nuestra distancia, y cuando se agotó el agua, el llanto, cansado, dormitó en mis entrañas muy a mi pesar.

Trece años son muchos años. Se agotó el amor porque se agotó mi fuerza, no la tuya, porque no nos esforzamos igual.

Y sin saberlo, a pesar de los llantos y el dolor caduco, me siento liberada. A pesar de que te quedaste con mis mejores años, con mis ilusiones rotas, con mi perro adorado, con mis amigos que no lo eran, porque eran tuyos, como todo lo que tienes en esa jaula de oro que me ofreciste, jaula siempre, en la que me ahogaba a pesar del aire fresco de la madrugada, de la sombra del cerezo, del perfume de los lilos, de las rosas que me dabas,de la yerba recién segada, de la inmensidad de la belleza de las noches estrelladas, acompañada por mis amados perros que me defendían de la soledad  y,  aunque tú nunca lo supiste porque nada mío te importaba, cada noche elegía de entre todas la más blanca, la más luminosa, la más lejana, y le pedía el deseo de amor, no de juego, de amor, no de sombras, de amor, y le imploraba entre lágrimas que fuera el tuyo y no otro el que me mantuviera entre sus sábanas de caricias, de susurros, de esperanza.

No me fue concedido el deseo pedido, implorado. No se mostraron los dioses generosos con mis sueños, tan sencillos en los que tu abrazo era el cielo y tu beso, mil estrellas acunadas entre mi cuerpo y tu cuerpo, entre mi alma y tu alma.

No se mostraron los dioses generosOScon mis sueños, quizás porque no existen los dioses, quizás porque si se cumplen los sueños, el castigo, es la nada.

Sherezade

13 julio 2010

MAR ADENTRO



No quise mirar atrás.
 Encaminé mis pasos por la vereda desierta en un día gris de luces, luchando contra el viento que amplificaba mi llanto entre la lluvia recia.
No quise mirar atrás y  dirigí mis pasos hacia las rocas maltrechas de su interminable lucha contra las olas y las mareas. La espuma izaba su bandera blanca, cada vez más negra a mi mirada, a mis deseos, a mi esperanza.
Sin querer mirar atrás, me refugié entre dos rocas que acunaron mis lamentos mientras las olas observaban mi fragil cuerpo, y  fue entonces, cuando escuché el grito de mi nombre, amplificado por el viento, que arrastraba promesas de caricias, de paz, de fin, de silencio, de calor dulce, de amor eterno....sólo a cambio de mi cuerpo.
No quise mirar atrás, no quería ver tu rostro. No quería recordarte, ni acordarme que en tu perverso juego  fui la estrella de cartón en un universo lleno de agujeros negros, y que la luz de mi Alma la apagaste con tus besos cargados de tu veneno, denominado mentira y cobardía, aliadas de tu juego.

Y dudé. Miré mis manos, miré mi cuerpo, cerré lo ojos para mirarme por dentro. No encontré nada, sólo un vacío inmenso, y el cansancio acumulado me hizo gritarle al viento que multiplicó ese grito y se lo llevó a la espuma que jugaba con las rocas, y respondió a mi llamada invitándome a ese juego y , rendida, deseosa de consuelo, dejé que esa espuma blanca me fundiera con su fuego, y me embriagué de paz, de caricias, de silencio, y todo ello, sólo a cambio de mi cuerpo.

Sherezade

01 julio 2010

VACACIONES FORZOSAS



Imágen extraída de " El País" y realizada el l 30 de junio de 2010.  Autor :Jorge París

Aquí en mi tierra estamos en época estival, esa del calor, de tertulias nocturas, de siestas,  de escapadas todos juntos al mar, porque nos vamos todos juntos aunque no queramos.........En fin,  no es verdad,  todos no, muchos no, los que más no se van de vacaciones a ninguna parte y me refiero a aquellos que las disfrutan, muy a su pesar, de forma permanente. Millones de personas en este mi páis que se llama España, en el que muchísimos  de sus hijos no pueden disfrutar de las maravillas a las que de forma permanente invita esa sociedad montada sobre no se sabe qué farsa. O quizás lo sé, porque  es la farsa del consumo  que,  en sí mismo, ni es bueno ni es malo, pero convertido en el motor de arranque de una sociedad, pues así estamos.

Pues como decía, hay muchísimas personas que no sólo no nos acompañarán  este año en los inevitables atascos de las salidas de Madrid hacia el Levante, Cataluña, Andalucía o Cantabria, es más, creo que este año quizás no tengamos ni atascos, porque para los que tienen "vacaciones forzosas" el mar, este año,   tiene color de asfalto y sabor a hiel, y es pesado como el aire caliente e insoportable del estío madrileño , y  además, se adereza de la  impotencia por el esfuerzo baldío de encontrar un trabajo, impotencia nutrida por  la ausencia de esperanza, porque el derecho a un trabajo digno es un derecho maldito que no puede reclamarse   ante los tribunales de justicia, y porque con el llanto de cocodrilo de tanto político que aprovecha la cifra de parados en intereses partidistas se ha transformado en  un derecho manido y , lo que es más grave, en la negación de otros derechos fundamentales, porque el no disfrutar de un trabajo te niega el posible ejercicio del resto del derecho tan biensionantes como el de la  libertad y ,sobretodo, el de la vida, que muchos aún confunden con subsistir.

Por eso cuando escucho las quejas bobas de los que tenemos trabajo sobre los recortes salariales; cuando sufro el caos de una ciudad  por la huelga salvaje de los que conducen los trenes del suburbano; cuando veo como muchos de los que necesitan esos trenes no pueden llegar a sus puestos de trabajo, me vienen a la mente los niños,  enfermos, o ancianos que no podrán ser atendidos, los que corren el peligro de ver reducidos su salario por su inasistencia al trabajo o por llegar tarde al mismo,   y que esos  otros, aún más necesitados,  precisan de ellos para su subsistencia, y que  sin su presencia, su vida puede estar en peligro, y entonces me altero, mucho, muchísimo, y les grito a todos aunque sepa que esto sólo será leído por dos o tres, que basta de insolidaridad, que de ella  está sembrado y sobrado el planeta  , que hay demasiados que la atesoran  por lo que tenemos que ser muchísimos más los que a pase de chicuelina la burlemos de nuestras vidas y a los que la atesoran también, y que aún respetando y  creyendo en el derecho y razón de  los conductores de los trenes del metro, de los trabajadores a los que se nos ha reducido el salario, entiendo que  no es el momento de echar un órdago a los políticos de turno, que no, que no, que es el momento de apoyar todos el hombro y salir adelante, porque como ha sido siempre, es el currito el que sacará las castañas del fuego del infierno de esta crisis, y que cuando nos vayamos recuperando, cuando nos lo podamos permitir,  entonces será  el momento de reclamar a los responsables de todo este desaguisado todo lo reclamable, y sólo entonces, el apoyo podrá ser  unánime, porque, lo triste no es la necesidad de defender el que recibamos menos sueldo, no, lo verdaderamente triste, es que son demasiados los que no pueden ejercer el derecho de de huelga porque para eso hace falta tener trabajo, y no lo tienen.

Así que, con todo mi  cariño y desde todo el respeto, te pido que cuando te vayas a quejar de algo que te afecta, piensa en todos aquellos que darían media vida por poder quejarse de tu queja. Y si te quejas, que no te escuche yo, por favor, necesito seguir creyendo que el ser humano merece la pena.
Sherezade

27 junio 2010

TETUÁN, mi tierra



Me gusta esculpir en la noche sueños infantiles, aquellos con los que soñaba de niña cuando la vida era rosa y el cielo azul, muy azul, ese azul tan especial de la tierra donde nací. Bolita, el azul de Tetuán no se puede imaginar si no se ha vivido allí, porque no sólo es un color, es una ilusión de colores, olores, y sabores. Es una mezcla peculiar, mucho, acompañada por los sonidos del Almuecín  llamando a la oración de los musulmanes. Y todas esas cosas se reflejan en el cielo, por eso es tan especial. Pues como te decía, en esa tierra mía donde me tocó nacer, tierra hija del Mediterráneo, vivíamos mucha gente que más tarde la vida se está empeñando en demostrarme que somos muy diferentes. Pero no es verdad, en serio, que te lo digo yo. Mira, mi primera amiga se llamaba Rammi, y era una niña hebrea que tenía el pelo muy rizado y cuando llegaba la Navidad ella y sus hermanos venían a jugar y divertirse a mi casa, aunque sus padres no, y en las fiestas hebreas, era cuando mi hermano y yo íbamos a su casa, pero no iban mis padres. Pero no es que estuviesen enfadados, no, luego supe que eran fiestas religiosas y en algunas sólo nos mezclábamos los niños. Y también recuerdo una amiguita mora que se llamaba Marian, con unos ojos negros enormes y vivía en el barrio de la judería, sí, he dicho judería, porque que yo recuerde, había allí vivían españoles, entre ellos mi abuela, en una casa que le decían "La casa Santa" porque en ella se dió la primera Misa en Tetuán. Ya ves, una liturgia católica  en la judería. Y hasta donde yo sé y luego me han contando pues vivíamos todos mezclados y a mí me parecía muy normal cuando iba por la calle ver las mujeres vestidas con unas túnicas enormes que sólo les dejaba ver los ojos negros, porque todos eran negros y grandes, y hombres de traje y corbata junto con otros los que llevaban chilabas y turbantes sobre la cabeza, o unos gorros de color rojo de los que colgaba una borla que a mí me llamaba la atención sólo por el color. Y los católicos teníamos nuestra Iglesia que se llamaba Nuestra Señora de las Victorias, que aquí en Madrid hay una réplica exacta en el barrio de Tetuán, que por algo tiene ese nombre. Verás Boly, para serte sincera, lo único que recuerdo raro es que los Reyes Magos no le traían juguetes a mis amigas, pero a ellas no les importaba al parecer, y luego supe que esos Reyes a los que sigo adorando todas las noches del cinco de enero sólo visitan a los niños católicos, y no a todos porque muchos se quedan sin regalos.

Ya sé, ya sé que tú ni sabes ni te importa que es un hebreo, que es un moro, que es un católico, que es la liturgia, aunque no me engañes porque sé que te gustan los Reyes Magos porque te traen golosinas de las tuyas y pelotitas que te encantan, pero quiero hacerte comprender que lo que no comprendo es como cuando yo era pequeña allá en mi tierra gente tan diversa vivían felices y en paz todos mezclados, creyendo en dioses distintos, con idiomas y costumbres muy diferentes pero que lo compartían todo y sin embargo, ahora, se pueden negar hasta un vaso de agua. ¿ Sabes Bolita? Lo he meditado mucho y he llegado a la conclusión de que no es el idioma, ni la religión, ni las costumbres lo que nos  hacen diferentes a las personas, sino que constituyen el instrumento subliminal de los políticos para sembrar el odio de la intolerancia en muchos corazones. Por eso, mi niño, me gusta recordar mis recuerdos infantiles, y el azul del cielo de mi tierra, reflejo de la tolerancia y el respeto que han desaparecido del camino.

Ahora vamos a soñar, tu que juegas en el parque con tus amigos de otras razas con los que sólo te enfadas si te quitan la pelota, y yo que juego con Rammi y Marian, hebrea, mora y yo la  cristiana;  tres niñas, según parece, tan diferentes, pero que compartíamos las mismas risas, lágrimas e ilusiones sin importarnos nada más, quizás, porque nadie nos enseñó que éramos distintas.

Sherezade

04 junio 2010

EL VIENTO



Hoy me he descubierto hablándole al Viento. Quién mejor para difundir mis palabras cautivadas. Quién mejor que él para conseguir que las oiga quien yo quiero, porque no existen obstáculos para el poderoso dios Eolo,  quien penetra donde quiere sin reparos de vergüenza y al que he pedido, que cuando a ti llegue, se convierta en suave brisa que susurre en tu corazón tantas palabras en su momento calladas, y que por no dichas, tanto daño nos hicieron. A ambos: a ti y a mí, porque no olvides que fueron dos los corazones yertos, dos las vidas despojadas de cariño y de consuelo. Dos, no lo dudes, y un sueño común de vida matado en el crudo invierno, enterrado en la tierra helada, sin señal que lo recuerde, como si el que durante tantos años fue la luz de nuestras vidas no mereciera nuestro llanto de tormento, ni el germinar el brote de flores en primavera, ni siquiera pervivir en el recuerdo. No podemos visitar su sepultura, porque disparando nuestra rabia olvidamos donde lo abandonamos. Quizás, simplemente, consentimos que lo disipara el viento.   
Dos corazones que callan cuando el dolor es inmenso, cuando la soledad ahoga las ilusiones nacidas, cuando no gritan pidiendo al otro consuelo, porque ese otro no escucha, porque es más cómodo el refugio del silencio, porque si se habla se muere, terminan muriéndose ellos, y su amor, y su vida, y su ilusión compartida aún en silencio.
Y, ya ves, por callar casi me muero, y para salvarme yo, abandoné nuestro sueño, y mi casa que es tu casa, y tu vida, nuestros árboles, nuestro pequeño. Me fui. Necesitaba volar, posarme en las cumbres altas, sumergirme  en otros mares, escuchar risas de amores, vivir amores sin pautas, sentir que era querida, sentir que era escuchada, que mis palabras no herían, que mi risa no incordiaba, que mi vida era una vida marcada por la esperanza, en la que cualquier palabra del corazón no se juzga, se valora, se acaricia, se atesora, y me fui, arriesgando lo seguro por los sueños desatados de Amor, de Vida o de Nada.
Por eso dejé mi casa, tu casa, por eso me separé en silencio, porque de tanto callar olvidé  cómo se habla  y así me fui, sin poder decirte nada. Tanto callar emociones enmudecieron mi alma,  y mi adiós fue tu sorpresa, tu dolor, tu rabia, y no dudes que la mía, que aún tanto dolor me causa, porque aprendí de tus labios el silencio, de tu coraza la impotencia por atravesarla, de tu soledad la mía, de tu apatía la rabia, esa que agitó mi cuerpo, esa que remolcó mi Alma, y me alejó de tu vida, de la mía, de mi niño, del cerezo, de mis lilos, de mis sueños, de mi casa que es tu casa. 
Quizás el viento consiga, en la noche, penetrando en tu morada de sueños, atravesar tu armadura y  escuches tantas palabras calladas que aprisioné sin sentido, y que rompieron mi sueño, el tuyo, el nuestro, y quiero que escuches alto, que te lo grite el Viento, que contigo aprendí tanto, de Amor, de Vida de Sueños, que adoraba tu existencia, que deseaba tu encuentro, que si hubieras escuchado alguna de esas palabras, quizás yo, no habría soñado con otros sueños y seguiría en mi casa, que es tu casa y en tu huerto de silencios.

Sherezade

29 mayo 2010

LUNA LLENA






Mira Bolita, esta noche hay luna llena, pero llena de verdad. Redonda y dorada, enorme. Se está acercando para coquetear con nosotros, para que no olvidemos su belleza. Cada veinte días, más o menos, se cubre con fina seda y se perfuma según le dé, que en este caso es de olor a jazmines frescos. Se asoma cuando cae la tarde y sale victoriosa y sin pudor cuando el Sol descansa. Es su amante, y el astro rey es celoso, no quiere que su enamorada enamore, por eso ella aprovecha la noche, cuando el planeta dormita, para derramar su encanto de luz sobre los corazones enamorados. Los correspondidos aprovechan su manto tenue para robarse besos que serán eternos, porque siempre serán recordados aunque el amor se marchite. Porque ¿ quién es capaz de olvidar un beso  bendecido en noche de luna llena.?  ¿ Quién? , Dime ¿ quién?.  Y otros, los portadores de corazones rotos y desolados por el desamor que, en las noches en que la luna se viste de gala , le imploran que interceda con Cupido para que deshaga el camino del dolor y el amante perdido recobre la razón, y de paso el corazón, y regresen  a los brazos del desolado amante, regreso que constituye el único bálsamo, además de el del cruel tiempo, que puede cauterizar la herida.  Los demás, los que no perciben que la luna se pasea ni se embriagan con su esencia, dormitan, pero, a ver como te lo explico, no es que solamente  duerman porque es de noche,  es que también dormitan de día. Y que triste me parece, porque  un corazón que sólo  late, no es un corazón con vida, con esa que a nosotros nos gusta, las que nos da tanto y la que tanto nos quita. 

¿ Te acuerdas mi niño?  Mi gran dolor se fraguó en noche de luna llena, que iba vestida de abrigo y perfumada de escarcha, y aún así hizo arder mi corazón despertado por ese mi gran querer, que arropado por la luna, me declaraba su amor y me regalaba un beso y yo le correspondí con otro, con un sí, con un te quiero, y me señaló la luna, dorada y redonda como está ahora, más tapada por el frío, pero coqueta y lustrosa, y yo me pregunto a menudo, en noches de luna llena, si ella que bendijo mi locura, sabía qué en esa noche mi camino estaba errado o ignoraba el sufrimiento que me trajo aquella noche que, vestida con su  abrigo y perfumada de escarcha, me hizo creer que el frío era calor porque se derritió mi alma al compás de aquellos besos que con el tiempo resultaron  ser malditos y mataron mi esperanza.

Pero ¿ Sabes Bolita?  En noches como la de hoy, donde la luna es la estrella, me siento viva, mucho, tanto al  recordar  la alegría de  aquel beso , como el dolor por saber que también fue el comienzo de esa herida aún no curada,  y de tener que elegir, elijo sentir dolor o alegría, antes que dormitar como tantos, sin escuchar los latidos de la luna enamorada que a escondidas de su amante, se pasea por el cielo engalanada de estrellas, presumida porque  sabe que está alumbrando vida, recuerdos y siempre esperanza.

Y ahora que he recordado, deseo achucharte mucho, y pedirte que esta noche no te alejes de mis sueños y como todas, llenes mi soledad y te prometo, a cambio, mañana muy tempranito, cuando el sol se desperece, llevarte a jugar al parque con tu pelota naranja.

Sherezade

18 mayo 2010

BOLY & TROYLO





No te preocupes, Troylo: si nada dura —ni el amor—, tampoco la muerte durará. ( Antonio Gala)

¿Sabes cielo? Esto que yo hago contigo no es muy original, no. Mi admirado Antonio Gala inmortalizó a su Troylo charlando con él de cualquier cosa que se le ocurría, y de eso hace muchos años ya. Pero yo no pretendo ser original. La verdad, no pretendo nada, simplemente hablarte como lo hago todos lo días, todas las noches desde que estás conmigo, que ya va para siete años. El contarte mis andanzas, mis sueños, mis decepciones, mis alegrías, mis miedos se ha convertido en mi refugio más íntimo. Tú eres mi confidente más cabal! Por algo eres el único ser al que consiento suba a mi cama y vele mis sueños. ¡Eres tan perfecto Boly! Me escuchas sin interrumpirme, mirándome fijamente, sin parpadear, y eso que yo sé que tu preferirías jugar con la pelota, pero yo me agarro al teclado y tú no te enfadas. Al contrario, te haces un ovillo y aceptando que no es hora de juego, te quedas a mi lado, quieto, calladito, como si no estuvieras, pero colmando de compañía mi intrínseca soledad. No me juzgas, Boly, y que apaciguador es saberse no juzgado. Aceptada por ti, tal cual soy, sin importarte nada más. Sin segundas intenciones, bueno, sí, jugar con tu pelota lo pretendes casi siempre aunque me pongas ojitos de darte igual. Simplemente me quieres, y sabes que yo te quiero; y me necesitas como yo te necesito a ti. Y aquí estamos los dos, juntos, cómplices y tranquilos, sin desear mucho más. Y con tu permiso, porque al fin y al cabo son diálogos de los dos, lo lanzo a la red para compartirlo con quien quiera entrar al Blog, y no me preguntes que es que eso que ya te lo contaré otro día.

Como tu no existías por aquél entonces te cuento algo de Troylo: era el perrito de Antonio Gala, ese escritor que me encanta porque sabe lo que es el corazón; ese señor del bastón que te suena porque no me pierdo una entrevista suya en la tele aunque tú te aburras soberanamente mientras lo escucho ensimismada. Pues verás: Gala charlaba con Troylo y lo compartía con quien quisiera leerlo los domingos en un periódico de este país, que se sigue llamando El País. Para que te sitúes te diré que charlaba de casi todo con Troylo. Era otra época, cuando las cosas en España no estaban nada bien pero, al menos, existía una complicidad y esperanza colectiva de un futuro bueno para todos. Ahora no. Ahora, colectivo, colectivo…pues un partido de fútbol se me ocurre, poca cosa, porque los que son los sueños y esperanzas de entonces se quedaron en el camino de la codicia y prepotencia de los que gestionan los intereses comunes, vamos, los que gestionan realmente nuestras vidas aunque no nos demos cuenta y de los gestionados que también. Perdón, perdón, que me voy de tema. Pues retomo: para muchos Troylo se convirtió en nuestro perro, el de muchísimos españoles, pero no te imaginas cuantos. Y eso, Boly, siempre se lo agradeceré a Gala. Que compartiera tanto con tantos, y, sobretodo, a Troylo, quien cansado de tanta vida decidió irse a descansar bajo el olivo del mismo prado por el que corría. ¿Te acuerdas mi cielo cuantas veces después de confesarte que necesito derramar lágrimas porque me ahogaba de tanto dolor iba corriendo a por un libro y me oías llorar? Pues, el libro es “Charlas con Troylo” y su “Adiós”, homenaje de su dueño y de muchos lectores que sintieron su ausencia, es la única llave que logra que dos torrentes de emociones mojadas recorran mi cara arrastrando la locura de mi Alma. ¿Qué que es el Alma? ¡Venga, mi niño!, Tráeme tu pelota naranja que otro día hablaremos de eso, porque ahora, me parece escuchar como se acercan cataratas de agua.

ADIOS

Esta noche también he soñado contigo.

Corrías sobre el césped del jardín, vivo y dichoso, abanderando el rabo. Corrías hacia mí, me reclamabas. Tu ladrido pequeño henchía la mañana.

He alargado la mano, todavía dormido, buscando por la cama a tientas tu cabeza. Sin encontrarte, Troylo.

He encendido la luz. No estabas, Troylo.

No volverás a estar...

Dicen que no se pierde sino lo que nunca se tuvo. Es mentira.

Yo te tuve: te tuve y no te tengo.

Al pie del olivo que juntos estrenamos, una calva en el césped indica dónde estás.

El césped que plantamos hace nada para que tú corrieras, divertido, sobre él; para que tú, al venir la primavera y su templado soplo, te revolcaras jugando sobre él.

Tú no tendrás más primaveras, Troylo.

Ahora eres tú quien abona ese césped. En esto acaba todo.

¿Quién puede hacerse cargo de tal contradicción?

¿Pueden morir del todo alguna vez unos ojos que se han mirado tanto, se han entendido tanto, se han consolado tanto?

Quizá tú ahora habitas con quien más has querido.

Quizá tú ahora eres —si es que eres— más feliz que conmigo.

Quizá tú trotas, moviendo la menuda grupa, por los verdes campos del Edén. Pero durante once años y medio anduviste enredado a mis piernas;

Arrebujaste tu lealtad a mi vera;

Me seguiste a dos pasos por este mundo que, sin ti, no es el mismo. Continuarán los pájaros y los amaneceres, el chorro de la fuente ascenderá en el aire, como la vida, sólo para caer.

Pero no estarás tú, Troylo, compañero irrepetible mío.

Nunca más, nunca más.

Ya no habrá que sacarte a la calle tres veces cada día,

ni tampoco habrá que sacarte las muelas de noviembre,

ni acercarás resoplando el hocico a los respiraderos de los coches,

Ni te asomaras encantado por las ventanillas,

Ni me recibirás —enloquecido el rabo, ladrando y manoteando— a la puerta de la casa.

Ya no habrá que secarte cuando llueva,

Ni cepillarte por la mañana al salir de la ducha,

Ni reñirte porque pides comida: ya no sabré qué hacer con el trocito último del filete...

Nunca más.

Y no me hago a la idea.

¿Qué es lo que has hecho, Troylo?

Quiero dormir para soñar contigo,

Para jugar contigo y regañarte, para no comprobar que te he perdido.

Con la garganta apretada he mandado hoy retirar tus breves propiedades:

tu toalla, tu manta, tu cepillo, tu peine y tus correas...

Las he mandado retirar, pero no lejos.

Porque a lo mejor una mañana te veo regresar, alegre y frágil, cariñoso y sonoro.

(Acaso esta pesadilla es una broma tuya, y se abrirá una puerta y tú aparecerás. De mis oídos no se quita el ritmo de tus pasos, ni la impaciencia de tu cascabel.)

O a lo mejor soy yo el que se acerca una mañana a ti —quién sabe— y te silbo y te llamo y tú levantas la cabeza con el gesto de siempre.

No te preocupes, Troylo: si nada dura —ni el amor—, tampoco la muerte durará.

En donde sea, estaremos todos juntos de nuevo, riendo y bromeando.

Si no, no habría derecho.

Mientras entró y salió la gente de mi vida —de nuestra vida—,

Tú permaneciste a mi lado, imperturbable, fiel, idéntico, amoroso.

Juntos pasamos por la compañía y por la soledad.

Llegaste, Troylo, a ser yo mismo de otro modo.

El infortunio o el gozo, siempre los compartimos.

Quien a mí me dejó, te dejó a ti, y te quería quien a mí me quiso.

Me hablaba yo, y era a ti a quien hablaba.

La muerte se ha interpuesto en la conversación una vez más, la muerte.

Ahora sí que envejezco, ahora si que estoy solo.

Es la primera vez que te has portado mal conmigo.

Desde la ventana veré y el olivo y a ti al pie del olivo.

Troylo, amigo mío, interminablemente bajo el césped.

La muerte ha interrumpido nuestras charlas.

Descansa en paz,

Nadie jamás podrá sustituirte.

Hasta luego.

Hasta después




Charlas con Troylo
Antonio Gala


20 abril 2010

SIN VELOS




La aurora aún no se ha levantado. Se acurruca perezosa arropada por estrellas de colores cuyas luces se disuelven en la entrada de su noche.

Mientras yo, insomne, maquino una vida nueva sin tu nombre.

Imagino los sonidos de la vida sin tormento y reflejo en el espejo muecas de expectantes sonrisas. Aún tímidas, pero existentes. Mi presente se adueña de mi pasado y lo demuele sin compasión. Abandera el triunfo conseguido sobre estos dos años de horror, siniestros y oscuros, en los que erré en todo como la paloma del poema. Erré por creer en palabras sin prestar atención a los hechos; erré por confiar en tu alma cuando has demostrado no poseerla; erré por creer tus mentiras cuando las justificabas desde tu mente repleta de maldad. Erré al entregarte el amor que reclamas como un niño, pero al igual que un chiquillo, cuando lo obtuviste, jugaste hasta cansarte, arrinconándolo con el resto de amores juguetes hasta que te encaprichabas de él nuevamente y lo sacabas del armario de tus antojos, dándole caricias y mimos hasta el hastío, que era pronto más bien, pero, con esas caricias y mimos de niño malcriado, alimentabas mis sueños, mi amor, mi deseo, mi pasión……..y sin que pudiera entender como, de nuevo, lo lanzabas al baúl de tus juguetes, eso sí, habiéndote asegurado de que mi corazón, aunque maltrecho de tanto daño, aún latía, tímidamente, pero latía, aunque sólo fuera por la ilusión de que, en otro momento, desearas saber de él.

Y hoy te digo que sigue latiendo.

Eso sí, lejos de tu cajón de juguetes intangibles lleno de corazones muertos, y lamentos de los que permanecen vivos. Lejos de tus manos destructoras y más lejos aún, de tu enfermiza mente que sueña con el afecto sabedor de tu impotencia para disfrutarlo. No puedes hacerlo, en ningún sentido, y quizás por eso te vengas en mujeres vulnerables que te aseguran el triunfo de conquistar su cariño desconociendo el alto precio, de dolor y enfermedad, que tú impones a cambio de mentiras de Amor, precisamente tú, que envuelto en el áurea del juramento hipocrático mercadeas con la confianza que se deposita en ti.

Y quizás, entre estas letras alguien crea adivinar despecho pero ambos sabemos que no es así. El despecho se nutre de la esperanza por recuperar  lo perdido. Y me libre Dios de tal desgracia ahora que te he lanzado al camino de mi olvido.

Y hoy te digo, que mi corazón late fuerte, cada vez más. Porque el tiempo y la distancia sitúa las cosas en su sitio. Y donde había tinieblas ahora existen luces blancas, de amor, de vida, de esperanza.

Erré y mucho. Pero, tanto errar tiene sentido cuando el maltrato es la norma y la excepción el respiro.

¡Te he vencido mi señor! Refúgiate en tu castillo de mentiras y tormentos, que en mi palacio comienza la fiesta de mi Vida, a la que no estás invitado.


Sherezade

10 abril 2010

Sentimiento



Si tu pudieras, si lograras algún día sentir con la intensidad que  yo siento, entonces podrás comprenderme. Pero no puedes, lo sé. Como también sé que no está en tu mano el que seas más sensible. Y que una mayor intensidad de sentimiento no me hace ser mejor que tú, simplemente me hace  vivir de otra manera. Donde tu ves un amanecer yo vislumbro una nueva vida; cuando me besas rozas mis labios sin que alcances a acariciar mi alma que deposito en esos besos; y, sin que pueda evitarlo,  me siento herida porque eres incapaz de apreciar ese regalo que te estoy ofreciendo, porque es el obsequio más sublime que puedo brindarte, lo más íntimo, mi  esencia, yo misma. Y por eso, tus besos me entristecen porque sólo alimentan el deseo de mi cuerpo, sin penetrar en lo más profundo de mi ser, y vivo el tormento de mi alma insatisfecha y dolida, y la creciente impotencia de comprobar como,  entre tu y yo , la distancia se agranda con cada beso, y por eso ya no quiero que me beses, ni besarte; porque nuestra manera de sentir y vivir nuestro  amor es muy distinta. O quizás sea que yo te quiero más a ti que tú  a mí, mientras me empeño en disfrazar esta triste  realidad con nuestra diferente  intensidad en el sentir. O quizás seas incapaz de sentir como yo siento. Y si así es, no es posible que  puedas comprender como  te quiero ni el porqué me duele cada uno de tus besos.

Sherezade

19 marzo 2010

Sendero del Amor



Escucha atento
!Tañen campanas de Gloria!
¿Será porque las mueve el viento?
¿Quizás  la lluvia?
¿O la Fragancia de las flores?
¿O sabrán cuanto te quiero?
Porque es tanto el amor que por ti siento
Tanto
Que su fuerza se propaga por todo el universo
Removiendo mares y montañas
Pregonando al mundo entero
Las caricias que mi alma
Te regalan en silencio
Los besos azucarados
Los abrazos zalameros
Hasta robar tu sonrisa
Enredada con tus besos
Nacidos de la evidencia
De saber cuanto te quiero

Escucha,
Escucha atento
Tañen campanas de Gloria
Que anuncian al mundo entero
Que la vida es simple entrega
de amor, ternura y consuelo
Ay,
Y cuando ese Amor se desvela
Quien lo da, está en el Cielo
Quien lo recibe atesora
La esencia del nácar fresco
De los  ángeles que invoca
Tanto despliegue de besos
Tanta alegría sin pena
Tanta comprensión y anhelo
Y si el tesoro se aprecia
La ambición de no perderlo
Se convierte en la grandeza
De respetarlo y quererlo
Besando cada caricia
Acariciando el secreto
De los secretos creados
Por los amantes sinceros
Que son guardados con llave
En una estrella del Cielo
Que luego,
Se convierte  en fuego
Para  surtir de pasión
De ternura, de desvelos
De alegrías, de esperanzas
De fortaleza, de esmero
El caminar de ese Amor
Que cuando se apegue al suelo
Necesitará de tanta fuerza
Para seguir su sendero
Sorteando el egoísmo
Superando los momentos
De cansancio , de silencios
Que ese camino trampea
Cuando la pasión ya no es fuego
Siendo  Amor el camino andado
Entrelazados los dedos
Que son destino de ambos
Que lo unieron en el lecho
De la vida porque amaron
Y aún se siguen queriendo
Aunque el tiempo haya sosegado
La vehemencia del comienzo
Y en el caminar han sembrado
Tantas flores, tantos llantos
Que un palio de letanías
Cubre los cuerpos ajados
Pero vivos por la vida
Con que ese Amor los ha besado.

Escucha atento
Tañen campanas de Gloria
¿Será porque las mueve el viento?
¿Quizás  la lluvia?
¿Ó el aroma de las flores?
¿Ó sabrán cuanto te quiero?
Porque es tanto el amor que por ti siento
Tanto,
Que en mil vidas que tuviera
Seguiré ansiando tu cuerpo
Tus caricias, tus abrazos
Tu vejez, tu desaliento.

Sherezade