No te preocupes, Troylo: si nada dura —ni el amor—, tampoco la muerte durará. ( Antonio Gala)
¿Sabes cielo? Esto que yo hago contigo no es muy original, no. Mi admirado Antonio Gala inmortalizó a su Troylo charlando con él de cualquier cosa que se le ocurría, y de eso hace muchos años ya. Pero yo no pretendo ser original. La verdad, no pretendo nada, simplemente hablarte como lo hago todos lo días, todas las noches desde que estás conmigo, que ya va para siete años. El contarte mis andanzas, mis sueños, mis decepciones, mis alegrías, mis miedos se ha convertido en mi refugio más íntimo. Tú eres mi confidente más cabal! Por algo eres el único ser al que consiento suba a mi cama y vele mis sueños. ¡Eres tan perfecto Boly! Me escuchas sin interrumpirme, mirándome fijamente, sin parpadear, y eso que yo sé que tu preferirías jugar con la pelota, pero yo me agarro al teclado y tú no te enfadas. Al contrario, te haces un ovillo y aceptando que no es hora de juego, te quedas a mi lado, quieto, calladito, como si no estuvieras, pero colmando de compañía mi intrínseca soledad. No me juzgas, Boly, y que apaciguador es saberse no juzgado. Aceptada por ti, tal cual soy, sin importarte nada más. Sin segundas intenciones, bueno, sí, jugar con tu pelota lo pretendes casi siempre aunque me pongas ojitos de darte igual. Simplemente me quieres, y sabes que yo te quiero; y me necesitas como yo te necesito a ti. Y aquí estamos los dos, juntos, cómplices y tranquilos, sin desear mucho más. Y con tu permiso, porque al fin y al cabo son diálogos de los dos, lo lanzo a la red para compartirlo con quien quiera entrar al Blog, y no me preguntes que es que eso que ya te lo contaré otro día.
Como tu no existías por aquél entonces te cuento algo de Troylo: era el perrito de Antonio Gala, ese escritor que me encanta porque sabe lo que es el corazón; ese señor del bastón que te suena porque no me pierdo una entrevista suya en la tele aunque tú te aburras soberanamente mientras lo escucho ensimismada. Pues verás: Gala charlaba con Troylo y lo compartía con quien quisiera leerlo los domingos en un periódico de este país, que se sigue llamando El País. Para que te sitúes te diré que charlaba de casi todo con Troylo. Era otra época, cuando las cosas en España no estaban nada bien pero, al menos, existía una complicidad y esperanza colectiva de un futuro bueno para todos. Ahora no. Ahora, colectivo, colectivo…pues un partido de fútbol se me ocurre, poca cosa, porque los que son los sueños y esperanzas de entonces se quedaron en el camino de la codicia y prepotencia de los que gestionan los intereses comunes, vamos, los que gestionan realmente nuestras vidas aunque no nos demos cuenta y de los gestionados que también. Perdón, perdón, que me voy de tema. Pues retomo: para muchos Troylo se convirtió en nuestro perro, el de muchísimos españoles, pero no te imaginas cuantos. Y eso, Boly, siempre se lo agradeceré a Gala. Que compartiera tanto con tantos, y, sobretodo, a Troylo, quien cansado de tanta vida decidió irse a descansar bajo el olivo del mismo prado por el que corría. ¿Te acuerdas mi cielo cuantas veces después de confesarte que necesito derramar lágrimas porque me ahogaba de tanto dolor iba corriendo a por un libro y me oías llorar? Pues, el libro es “Charlas con Troylo” y su “Adiós”, homenaje de su dueño y de muchos lectores que sintieron su ausencia, es la única llave que logra que dos torrentes de emociones mojadas recorran mi cara arrastrando la locura de mi Alma. ¿Qué que es el Alma? ¡Venga, mi niño!, Tráeme tu pelota naranja que otro día hablaremos de eso, porque ahora, me parece escuchar como se acercan cataratas de agua.
ADIOS
Esta noche también he soñado contigo.
Corrías sobre el césped del jardín, vivo y dichoso, abanderando el rabo. Corrías hacia mí, me reclamabas. Tu ladrido pequeño henchía la mañana.
He alargado la mano, todavía dormido, buscando por la cama a tientas tu cabeza. Sin encontrarte, Troylo.
He encendido la luz. No estabas, Troylo.
No volverás a estar...
Dicen que no se pierde sino lo que nunca se tuvo. Es mentira.
Yo te tuve: te tuve y no te tengo.
Al pie del olivo que juntos estrenamos, una calva en el césped indica dónde estás.
El césped que plantamos hace nada para que tú corrieras, divertido, sobre él; para que tú, al venir la primavera y su templado soplo, te revolcaras jugando sobre él.
Tú no tendrás más primaveras, Troylo.
Ahora eres tú quien abona ese césped. En esto acaba todo.
¿Quién puede hacerse cargo de tal contradicción?
¿Pueden morir del todo alguna vez unos ojos que se han mirado tanto, se han entendido tanto, se han consolado tanto?
Quizá tú ahora habitas con quien más has querido.
Quizá tú ahora eres —si es que eres— más feliz que conmigo.
Quizá tú trotas, moviendo la menuda grupa, por los verdes campos del Edén. Pero durante once años y medio anduviste enredado a mis piernas;
Arrebujaste tu lealtad a mi vera;
Me seguiste a dos pasos por este mundo que, sin ti, no es el mismo. Continuarán los pájaros y los amaneceres, el chorro de la fuente ascenderá en el aire, como la vida, sólo para caer.
Pero no estarás tú, Troylo, compañero irrepetible mío.
Nunca más, nunca más.
Ya no habrá que sacarte a la calle tres veces cada día,
ni tampoco habrá que sacarte las muelas de noviembre,
ni acercarás resoplando el hocico a los respiraderos de los coches,
Ni te asomaras encantado por las ventanillas,
Ni me recibirás —enloquecido el rabo, ladrando y manoteando— a la puerta de la casa.
Ya no habrá que secarte cuando llueva,
Ni cepillarte por la mañana al salir de la ducha,
Ni reñirte porque pides comida: ya no sabré qué hacer con el trocito último del filete...
Nunca más.
Y no me hago a la idea.
¿Qué es lo que has hecho, Troylo?
Quiero dormir para soñar contigo,
Para jugar contigo y regañarte, para no comprobar que te he perdido.
Con la garganta apretada he mandado hoy retirar tus breves propiedades:
tu toalla, tu manta, tu cepillo, tu peine y tus correas...
Las he mandado retirar, pero no lejos.
Porque a lo mejor una mañana te veo regresar, alegre y frágil, cariñoso y sonoro.
(Acaso esta pesadilla es una broma tuya, y se abrirá una puerta y tú aparecerás. De mis oídos no se quita el ritmo de tus pasos, ni la impaciencia de tu cascabel.)
O a lo mejor soy yo el que se acerca una mañana a ti —quién sabe— y te silbo y te llamo y tú levantas la cabeza con el gesto de siempre.
No te preocupes, Troylo: si nada dura —ni el amor—, tampoco la muerte durará.
En donde sea, estaremos todos juntos de nuevo, riendo y bromeando.
Si no, no habría derecho.
Mientras entró y salió la gente de mi vida —de nuestra vida—,
Tú permaneciste a mi lado, imperturbable, fiel, idéntico, amoroso.
Juntos pasamos por la compañía y por la soledad.
Llegaste, Troylo, a ser yo mismo de otro modo.
El infortunio o el gozo, siempre los compartimos.
Quien a mí me dejó, te dejó a ti, y te quería quien a mí me quiso.
Me hablaba yo, y era a ti a quien hablaba.
La muerte se ha interpuesto en la conversación una vez más, la muerte.
Ahora sí que envejezco, ahora si que estoy solo.
Es la primera vez que te has portado mal conmigo.
Desde la ventana veré y el olivo y a ti al pie del olivo.
Troylo, amigo mío, interminablemente bajo el césped.
La muerte ha interrumpido nuestras charlas.
Descansa en paz,
Nadie jamás podrá sustituirte.
Hasta luego.
Hasta después
Charlas con Troylo
Antonio Gala
Mi querida Sherezade: Es una alegría enorme ver que estás escribiendo otra vez y con un cielo lleno de estrellas en tu vida.
ResponderEliminarMe ha encantado tu escrito a Boly, ese compañero fiel que con su mirada sabe lo que se espera de él y nunca nos falla.
Puedo comprenderte porque hasta hace un año tuvimos a nuestro Wiper, un Lasa Apso que nos regaló todo su cariño y al que adoramos. Fíjate que hasta en mi libro hago menció a él en la dedicatoria y no descarto que en un próximo libro salga él.
Gracias por volver a escribir, amiga mía.
Mil besos y mil rosas.
P.D/ Antonio Gala me encanta.
Bella Sherezade:
ResponderEliminarLo que acabo de leer aquí es sumamente precioso, me has tocado el corazón con este escrito tan regio. Yo, al igual que tú --y Gala, en tal entonces--, también poseo un compañerito llamado Tingo, un chihuahua que me acompaña siempre en mis tortuosas aventuras literarias (hemos ganado ya varios premios juntos, pues siempre uso su nombre como seudónimo), quien ahora mismo está aquí a mi pies. Al igual que el tuyo también cumple siete años. Gracias por compartir tan hermoso escrito, lo disfrute.
Abrazos tiernos.
Mi querida Malena, gracias por tus palabras tan cariñosas, gracias por estar ahí, gracias por tus escritos remansos de paz y muestra de sensibilidad.
ResponderEliminarBoly es mi gran compañero de viaje, por eso lo puse bajo su fotografía, y lo que me digo a mí, se lo digo a él. Además, es muy especial, y ya os contaré algún día porqué. No es mi perro, no es mi mascota, es mucho más, es mi gran amigo......., es mi amorcito más puro.
Y, Boly, me va a acompañar en mis reflexiones en el Blog.
Wiper se fue, leí tu escrito sobre ello, y mira, sólo de pensarlo ya vienen las lágrimas tan escasa en mis ojos.
Gracias por todo Malena
Mi querido Rodolfo, que sensación de alegría y cariño descubrir tu comentario, tan caríñoso, tan generoso.
ResponderEliminarGracias por estar ahí.
Tingo, bonito nombre y buen pseudónimo.
Qué facil salen las palabras más íntimas con ellos ¿ verdad? Qué grandes son.
Gracias amigo por estar ahí. Tus comentarios son un resorte que animan a seguir.
Mil estrellas de caríño, y algunas para Tingo, por supuesto
Sherezade
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi querida Sherezade:
ResponderEliminarHas vuelto a escribir, ya me estaba preocupando pues me gusta leerte y más ahora que parece que el dolor amaina ¿ no es cierto?
Boly, tu perrito, tu gran compañero de viaje como tu dices, es muy afortunado de compartirte y seguro que tú también lo eres por tenerle a él. Troylo y Gala en su momento fue de todos, y te agradezco que compartas vuestra intimidad con nosotros.
Tengo un pastor alemá precioso y bueno. Es también mi mejor amigo.
Si me lo permites, y lo permite Boly, te doy un beso.
Adrián
Realmente impresionante la profundidad ds sentimientos que provocan los animales. Cuánto sentir demuestra Gala en ese Adiós.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Alicia
Ha llegado otro fin de semana y con desmedida emoción paso a felicitarte.
ResponderEliminarPara que lo pases donde te resulte más agradable un buen descanso, después de una semana un tanto densa por los consabidos compromisos laborales ya habituales.
Un beso te dejo en el aire en compañía de un adiós.
De esta siempre tuya...
María del Carmen
Dª Sherezade, me ha hecho recordar al perro de aguas de mi abuela, se llamaba Boli, de Bolita, es que era casi la posguerra y entonces se les llamaba en español y no había escotis terrieres de esos. Gracias por este ratito.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga mía.
Me encanta como cuentas tus cosas, uno no va leyendo, sino que tus palabras lo llevan a uno en ejercicio fino de seducción. Cuéntame tus secretos, hazme vivir con ellos, que vendré a leerte fielmente aunque no deje mi huella siempre.
ResponderEliminarEn mi casa sólo hubo dos perros, ambos pastores alemanes; cuando el segundo también murió mi padre decidió que no traería otro. Yo, por mi parte, fui abandonando la jardinería. Era difícil estar en el jardín sin nuestro perro pendiente de cuánto sucedía, de si sonaba el teléfono dentro de casa, si llamaban al timbre...
ResponderEliminarPreciosa tu conversación con Boly, Sherezade. Un beso.
Amigo García Francés.......gracias por entrar y mira mi Boly es en realidad Boli, Bolita como el perro de aguas de tu abuela. No es un perro de "marca", es mezcla y ya lo ves, no es amor de madre, es que es el más precioso de todos.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
Sherezade
Willian......qué lindas palabras. Seguiré escribiendo, y te contaré mis secretos, pero serán sólo para ti.
ResponderEliminarUn abrazo
Sherezade
Wara, amiga, gracias por venir.....no quiero ni pensar el día que no tenga a Boly, pero ahora estamos juntos y eso es lo importante.
ResponderEliminarUna estrellas de alegría
Hola,
ResponderEliminarPrimera vez por este rincón.... es bellísimo.
Primero te felicito por las palabras que tienen en la cabecera, es una invitación a quedarse y a sentirse cómodo para leer tus escritos.
Ya soy tu seguidora espero que te des una pequeña vueltecita por alguno de mis sitios.
Ha sido un placer estar por aquí.
cariños
Maysu
Hola mi niña Sherezade... no consigo cambiar el enlace de tu blog en el mío. No se por qué no se me actualiza, de hecho llegué a cargarme toda la lista para empezar de cero, pero no hay modo... jo, qué estaré haciendo mal?
ResponderEliminarMe ha encantado leerte. Yo también tuve un perro, se murió hace tres años y bueno... que me has emocionado.
Un besito muy grande. A ver si puedo resolver lo del enlace, que me trae de cabeza. Ay.