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25 agosto 2010

AYER FUE MAÑANA



Ayer le escribí al futuro
Le  rogué veas el silencio
Oigas las estrellas
Palpes mi corazón
Sientas la luz
Conozcas el Amor

Ayer no es hoy
Pero hoy sí será ayer
Mañana, no más
Y mañana será hoy
aunque mañana es futuro
De vida breve
Hasta que otro mañana
Lo empuje al vacío del recuerdo
Pero los sueños persisten
Creyendo en ese futuro
Que, en realidad,
Nunca llega
Porque no existe

Quizás,
Siendo así,
Ayer le escribí al futuro
Le rogué veas el silencio
Oigas las estrellas
Palpes mi corazón
Sientas la luz
Vivas el Amor  sin dolor
Aunque,
Así vivido,
Será cariño
Jamás  pasión



Sherezade

23 agosto 2010

FRENTE A LOS PROBLEMAS USA LA IMAGINACIÓN



" En los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento" (Albert Einstein)


Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusad de haber asesinado a su mujer.
En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento, se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar del terrible veredicto...! la horca".
El juez, también coludido, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo; por ello, dijo al acusado:
- Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Vamos a escribir, en dos papeles separados, las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.
Por supuesto, el corrupto funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: " CULPABLE", y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos, y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y, llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes, le reprocharon airadamente:
-¿ Pero qué hizo? ¿ Y ahora? ¿ Cómo vamos a saber el veredicto?
-Es muy sencillo-respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué.
Con rezongos y enojo mal disimulados debieron liberar al acusados y jamás volvieron a molestarlo."

Autor Desconocido

( Cuentos con Alma de Rosario Gómez)

19 agosto 2010

PERLAS NEGRAS, PERLAS BLANCAS





Se me olvidó decirte que aún llevo las perlas negras de dolor que engarzaste noche  a noche  entre mi Alma y mis labios. Cada perla es símbolo de silencios que aúllan cada amanecer, cuando entre los pliegues de mis sábanas, tu aroma resucita el deseo de que, entre caricias, me obsequies una nueva perla.

El primer rayo de sol de la mañana, me invita a sueños prohibidos. Sueños de amor compartidos con la nada, pero sueños son, de esos con los que bendecíamos el Alba, cuando, en secreto, acariciabas mi esencia con la tuya, engalanando la vida con el idilio más bello, con las sonrisas cegadas por los colores de un cuento de amor, de hadas, donde el príncipe le regalaba a su dama, una perla negra cada día, que ella, durante la luz del día, en tu ausencia necesaria, engarzaba con ternura evitando que lo advirtieran las luces de la mañana, celosas porque tú a ellas, les negabas la esperanza de ser tu dama algún día, porque dama, lo que es dama, es la que engarza esas perlas, que aún siendo de nácar negro, de tanto Amor que desprenden, seducen a su señora que confunde los colores como confunde su Alma.

Sigo siendo tu dama, y quiero que en cada alba, sobre mi pecho encendido, dejes una perla blanca, tan blanca que el primer rayo de sol se deslumbre con el nácar de su concha y advierta al resto de rayos que no hay lugar para ellos, entre mi vida y la tuya, entre mi Alma y tu Alma, porque ese collar de perlas, unas negras y otras blancas, que sigo tejiendo en sueños, se engarza con cada beso, y se encadenan al alba con el ardor de mi deseo entregado a tu guadaña.

Se me olvidó decirte que por cada perla blanca, mil negras he ido tejiendo y quiero tejer mil blancas.

Sherezade

07 agosto 2010

TÍA SUSANA


Hoy he presenciado tu despertar. Ese que te lanza un día más a una vida sin sentido, sin esperanza ni lo contrario, sin alegrías pero sin penas, sin quehaceres, sin distinción de los laborables de los festivos, los calurosos de los fríos, sin que, a mis ojos, alcances, a penas, a distinguir el verano del invierno, la primavera del  otoño, la luz de la oscuridad o el ruido del silencio. 

Te he dado un beso en la frente, y aún pretendiendo que fuese suave, tanto amor que por ti siento, se ha estrellado en el roce de mis labios con tu frente. Has abierto los ojos, y me has mirado, pero no me has sonreído, y te he susurrado un buenos días que ni siquiera sé si has escuchado, y he vuelto a besarte, y la impotencia me ha llevado casi a gritarte lo preciosa que te veo, lo mucho que te quiero, y aunque esto no te lo he dicho porque el ahogo de mi alma ha dejado abierta la puerta de mi cobardía para seguir así a tu lado, lo mucho que te he admirado y te admiro, tía mía, por tu forma de haber interpretado la vida, en la fortuna y en la escasez, en las alegrías y en los reveses con los que te han obsequiado tus ochenta y nueve años, tan vividos, que es lo importante, que para eso tú no has pasado  de puntillas por este planeta nuestro, sin enterarse donde estamos, no, tú has pisado fuerte dejándole claro a la existencia que de la tuya, tú eras su dueña, para arrancarle hasta el último aliento, fuese cual fuese el trato que te diese el momento.

Siete hijos, quince nietos, dos bisnietos, y yo, que no soy tu hija, que soy tu sobrina, y a la que tanto has querido y sé que aún quieres, y me seguirás queriendo mientras vivas; y yo te adoraré siempre, antes, ahora y después, aunque me aflija la impotencia de no comprender por qué,  precisamente tú,  que hasta hace nada eras la envidia de la energía, hayas sucumbido a esa enfermedad, tan maldita como cualquier otra, que ha secuestrado tu mente para llevársela a un lugar desconocido para mí, para todos, del que vuelves en momentos, en esos que obsequias con una sonrisa luminosa y amplia, dulce, que aún me lacera más, y ahora, te lo digo con el sonido de mi corazón tan unido siempre al tuyo, que no quiero verte así, porque ahora no te entiendo, ahora no sé si estás o no estás, y cuando te vas no me dices cómo te sientes en ese lugar desconocido para mí, si te resulta agradable, si en él reina la luz o las tinieblas, o si, desde el, puedes mirar la luna llena y pedirle tu deseo, y si tiene un mar con olas blancas que jueguen con tu cuerpo.

Y a pesar de todo, quisera que fuesen infinitas las mañanas en las que pueda darte un beso, aunque me ahogue en mi propio llanto de impotencia al comprobar que el tiempo ha vencido, como siempre, arrancando de tu vida casi todo, y digo casi, porque el amor que yo te tengo, que tantos te tenemos, invierte su perversa manía de transformar lo bello en feo, pues contigo, tía mía, cada día al despertarte, tu luz sigue siendo el fuego de la esperanza de tantos, que como yo, sin ti, no nos imaginamos como seguiremos existiendo.

Sherezade