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10 julio 2011

CASTIGADA SIN INTERNET




Mis queridos amigos:

Diecinueve días he estado sin poder conectarme a Internet,  diecinueve que se dicen pronto.  Me llamaron de mi operadora Movistar para ofrecerme una  oferta que parecía interesante que en mala hora acepté. El caso es que hace exactamente 19 días descubro que no puedo navegar, y ahí comenzó un Vía crucis telefónico cuando me indicaron que me habían cortado Internet para poder instalar Imagenio. Sin pensarlo, porque a mi la televisión me importa nada, anulé la oferta contratada aduciendo que nadie me había advertido del corte y que prefería poder navegar.

Como sabéis, cuando llamas a esta operadora que es la que conozco, no puedes elegir con quien hablar, sólo podemos oír la voz de los teleoperadores que, salvo dos excepciones de los quince con los que he hablado, muy amablemente se ofrecen para ayudar, aunque hay que reconocer que, en mi caso, con nula eficiencia.



Desde luego he comprobado las versiones contradictorias que me ofrecían unos y otros, remitiéndome del 1004 al 1002 y viceversa. Promesas de que el problema estaría solucionado en cuarenta y ocho horas máximo me lo han dicho varias veces, y, para seros sincera, hay días en los que ni me he molestado en llamar por el hartazgo en el que me tenían sumida. Pensar que en cada llamada tenía que volver a contar la historia desde el principio me provocaba urticaria emocional, así que como prueba de que los milagros existen, anteayer, una españolita encantadora del servicio técnico decidió tratarlo como avería.

Con esa decisión, el milagro se ha consumado y esta misma mañana se ha solucionado el problema. Y cuando me han dicho la causa, he decidido tomarlo con calma y largarme a refrescarme en la piscina con unos amigos.

A ver, el técnico que manipuló la maquinita para instalar Imagenio y con quien hablé hace quince días para confirmar la anulación, se “olvidó” de hacer el cambio procedente en la Central y, por ese motivo, se me ha negado un servicio que, para algunos, como es mi caso, se ha convertido en esencial.

En definitiva, que si me hubieran instalado Imagenio hubiera tenido televisión y Adsl  sin problemas en dos días, pero……ese olvido que no dudo involuntario pero que  demuestra una falta de profesionalidad tremenda, ha  provocado que esté diecinueve días sin navegar.

Esta situación me ha hecho recapacitar a ratos sobre mi dependencia de Internet, y he comprobado hasta que punto lo utilizo para gestiones, trámites y comunicación en todos los sentidos. Hubo momentos en que me sorprendí comentando al teleoperador de turno que para mi era tan grave como si me cortasen el agua o  la luz ( sabemos que eso está previsto en el Código Penal), y me he dado cuenta que soy una adicta de la red virtual, lo que me da exactamente igual. Al fin y al cabo, una adicción más y sanísima, creo yo.

 
Os pediría disculpas por no haber podido contactar con vosotros durante tantos días, salvo a ratos contados desde redes externas para visitar a Chesana y poco más, porque he tenido que priorizar, pero no ha existido culpa por mi parte por lo que las disculpas sobran, pero sí quiero manifestaros mi pesar por no haber podido estar al día de los publicado por vosotros, amigos virtuales a los que aprecio muchísimo.

Así que , poco a poco, os iré visitando y poniéndome al día leyendo vuestros escritos, y quiero que sepáis que, cuando me ausente voluntariamente, pondré un cartelito en el blog.

Os quiero y os sigo…. y gracias por leer este escrito que terapéuticamente es un auténtico desahogo ante la impotencia frente a las teleoperadoras. Si de mi dependiese, las nacionalizaría.

Sherezade

08 julio 2011

SUEÑOS



Quiero levantar mi copa cargada de veneno rancio, de ese que domina las entrañas del infierno personal que todos arrullamos, el que se complace en extinguir  las luces  que alivian los sentires y las convertimos en la estrella de esperanza  que se convierte en la guía bajo las que nos cobijamos en las noches cerradas de nuestra existencia.

Levanto mi copa y brindo por la aceptación, como actitud valiente de asumir que los sueños, sueños son, y que si alguno de ellos se realiza, perderá su halo de ilusión cuando se inserte en la cotidianidad de nuestras vidas.

Mil veces soñé que amaba, y mientras fue un sueño rocé el goce del éxtasis supremo. Más, el sueño, decidió vivir su propia vida y me abrazó sin reparo para que paladease su sabor, ácido y amargo, pérfido y suicida, el del sueño, que no el amado, quien también forjó sus sueños de enamorado y se convirtieron en fango de agonía cuando consiguió lo tantas veces anhelado.

Mil veces soñé que una mano  aprisionaba  mi mano, y  que un alma se fundía con la mía y entonces, cuando aprendí  a vivir la vida en compañía, sorprendí libres mis manos, y percibí el alma dolorida y, una vez más, de nuevo, recorriendo el camino en solitario, los pájaros entonan una dulce melodía que susurra muy despacio, que la soledad no es mía, sino patrimonio humano , en la muerte y en la vida.

Acepto, soledad, tu mano, la acepto porque eres mía, porque aunque me aferre a otras manos, aunque me funda en otras vidas, tú, y sólo tú, estarás siempre a mi lado haciéndome compañía.

Brindo pues por comprenderlo, por saber que así es la vida,  aceptar que los sueños deben seguir siendo sueños que custodien mi  esperanza de vivir en compañía.

 Sherezade