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09 febrero 2012

CON LA VENIA DE SU SEÑORÍA, MAGISTRADO GARZÓN


 Estas declaraciones realizadas por el exfiscal Anticorrupción Jiménez Villarejo tras conocerse la sentencia condenatoria al Juez Garzón son las reflejadas en el pais.com de esta misma tarde, y a cuyo texto completo podréis llegar si es que no  lo habéis hecho ya.

Mentiría si os dijese que no albergaba la esperanza de que la sentencia a Garzón hubiera sido absolutoria, no porque crea o deje de creer que el ya ex Magistrado actuó o no conforme a Derecho, sino porque creía en que la decencia del más alto tribunal de mi país, prevalecería sobre los deseos de venganza.

Pero tras leer la sentencia, me pregunto si el mismo énfasis para condenar lo harán de oficio sus señorías en salvaguarda de los derechos que cada segundo de cada día desde hace años se nos burlan y se nos birlan  a los ciudadanos por la desvergüenza institucionalizada en este país que hoy no llega ni a la categoría de bananero.

No me pronuncio sobre los métodos del Magistrado Garzón,  pero no hay que ser un lince para saber que, aparte de las envidias que ha generado  por su  inevitable protagonismo, el pecado cometido de ejercer con valentía el oficio de Juez obviando los apellidos y poderío de los posibles encausados, ha resultado imperdonable además de peligroso. Hasta ahí podríamos llegar, porque una cosa es predicar sobre las excelencias del Estado de Derecho, y otra muy distinta es su existencia real, lo que supondría la pérdida de privilegios para tantos intereses creados.

Por eso os dejo las palabras de Jiménez Villarejo transcritas en el País. Garzón, equivocadamente o no , es ese Juez que se ha atrevido contra los que, desde hoy, además de  intocables, lamentablemente, se sentirán mucho más poderosos.

Como estoy cansada de esa frase tan repetida del acatamiento de sentencias, deciros que, acatar ésta o cualquier otra decisión judicial es obligatorio por Ley, y eso significa obedecerla, lo que  no conlleva implícito el tener  necesariamente que respetarla.

 Declaración de Jiménez Villarejo publicadas en el país.com del 09 de febrero de 2012.

 (…)

“El Supremo es un tribunal arrodillado a la corrupción que representa Gürtel; hoy es un día de vergüenza para el sistema democrático, judicial y para el Tribunal Supremo”, ha agregado.
El exfiscal Anticorrupción considera que “nunca podrán perdonar a un juez como Garzón, que ha ordenado la detención de Pinochet, que ha girado 180 grados la justicia universal, que ha puesto en marcha los mecanismos de la persecución de la delincuencia financiera, que ha hecho frente como nadie al terrorismo de Estado de los GAL o que ha impulsado como nadie lo que ahora estamos viviendo como el final del terrorismo de ETA”.
En este contexto, ha calificado a los jueces del Supremo de "casta de burócratas al servicio de la venganza institucional” antes de añadir: “Esta sentencia es un balón de oxígeno para la corrupción imperante en España y una coerción expresa a cualquier magistrado que decida acordar un sistema de investigación legítimo como son las escuchas telefónicas”
Villarejo ha recordado que con este fallo “Garzón ha perdido definitivamente el cargo", lo que "es una tragedia para la magistratura, para el poder judicial y para el sistema democrático”. La sentencia, en su opinión, "es sesgada, errónea y con una profunda maledicencia”.  Porque, “defendiendo al juez Baltasar Garzón estamos defendiendo los derechos humanos del atropello del Tribunal Supremo, que no es digno de llamarse ni supremo ni tribunal”

(…)



Sherezade

03 febrero 2012

LO QUE QUIERO AHORA



Este es el título del  maravilloso artículo de la escritora y periodista española Ángeles Caso, publicado en la Vanguardia el 19 de enero de 2012.

He tenido la gran suerte de leerlo, y sentirme totalmente identificada con la grandeza moral que tan bellas letras encierran, además de deleitarme por la exquisitez literaria con la que se ha construido el texto.

Aunque no es lo que acostumbro, me apetece publicarlo para  que los que se pasen por esta página, disfruten, esta vez, de auténtica calidad en todos los sentidos y, sobretodo, de la sabiduría y sensibilidad que Ángeles Caso, al menos con este artículo, derrocha.

Disfrutadlo y saboreadlo. Desde luego, me sumo a esta Oda a la Valentía y Sensibilidad.
Gracias por decirlo tan claro y bonito, Ángeles.



La Vanguardia.com
19/01/2012

LO QUE QUIERO AHORA


Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

Autora: Ángeles Caso

Sherezade