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30 mayo 2011

NO TODO VALE





Escucha Bolita:

Te apetezca o no, te lo voy a contar porque te debo una explicación después de haberte sometido a la crueldad de tenerte agazapado a mis hombros aquel 21 de mayo en la Puerta del Sol, rodeados ambos de tantas personas con luces, con gracia, con sueños y, aunque sea difícil entenderlo, con tantas esperanzas, y que tan dignamente proclamaban su indignación entre batukas y cánticos, juegos y proclamas, todo muy respetuoso, eso sí, con la obsoleta jornada de reflexión que a la que obliga la no menos obsoleta y más injusta Ley electoral que nos la impone.

No sé si podrás perdonarme algún día la osadía de haberte arrastrado a aquél evento, en el que tú delicado corazón brincaba atemorizado por el gentío que tanto te aterroriza, pero pudo más mi emoción incontrolada ante los hechos de estar viviendo un momento histórico que me extrajo de mi letargo y pasotismo para subirme a las estrellas de la ilusión.  Y porque yo sí creo en la espontaneidad del 15M, como se ha dado en llamar el movimiento, y no quise que tú te quedaras fuera de tanta emoción desatada, y, en este caso, me olvidé de tus ochos kilos y medio y te arrastré sin miramientos a lo que fue para ti un calvario pero para mí alegría, y quise que juntos compartiésemos unas horas con tantos desconocidos amigos con quien compartir el deseo de una nueva forma de vivir la política.
 
Ya sé que a ti nada de esto te importa, ya sé que nada justifica tu taquicardia continuada porque, además, con esa cara tan guapa que tienes porque en algo te tienes que parecer a mí, tantos te confundieron con una chica y comentaban lo bonita que eres y alargaban sus manos para acariciar tu cabecita., que sé que todo eso te crispó más todavía. Sé que eso fue el colmo para ti, porque eres chico y te gusta serlo, pero tan abrazadito a mí estabas, y con esa carita de desesperación  que sólo con tus ojazos negros provocabas compasión que pasaste a ser chica durante tu estancia en la Puerta del Sol.

Pero, mira peludo, ya que compartimos vida, no podía dejarte fuera de la historia en esos momentos.  Tenías que ver las mismas pancartas que leía yo, sentir la misma emoción que me estrujaba el alma…..tenías que respirar la fuerza de la esperanza y la respiraste bien, y, como a mí, quería que la piel se te erizase y lo conseguí, lo conseguimos: sentimos la ilusión y la alegría de tantos conciudadanos hartos de desvergüenza y “el todo vale” que para sí lo querría Maquiavelo.

Lo cierto es que vivir el momento lo vivimos y con eso nos tenemos que quedar. Porque, de momento, los politicastros no se dan por enterado del mensaje que está recorriendo medio mundo. Unos han ganado y otros han perdido pero, como todo en la vida, es circunstancial; cambiarán las tornas pero no la existencia de las prebendas ganadas, porque eso es lo que se juegan en las elecciones de este país últimamente, las relaciones de poder que si en algo benefician al más débil es porque en mucho engordan los bolsillos de los más fuertes. Y quizás hasta sea consustancial con la política esta afirmación tan dura como cierta, pero, al menos, que guarden las formas y oculten sus privilegios ante tantos miles y millones de personas para los que un derecho básico como es el labrarse un futuro digno en la sociedad capitalista que habitamos, ni siquiera es ya  privilegio de sueño, porque, hasta eso, se les ha robado.

 





Lo firma una “privilegiada indignada” de este país, que apoya la revolución de los corazones y  el despertar de las mentes aletargadas por la apatía sembrada para que nada cambie. Pero han tirado tanto de la cuerda…..que se les ha roto. A ver como la reparan.


Boly, en desagravio voy a comprarte un prado gigante, todo verde y lleno de pelotitas en donde te prometo jugar contigo horas, horas y horas…. a ver si se te pasa el susto.





 Imágenes extraídas de la red


Sherezade

16 mayo 2011

PLAZA MAYOR



Mi admiración a todos los que en su negrura consiguen mantener encendida  la luz de sus sueños........

Se esconde el sol tras el manto negro de la noche para juguetear con la luna. En tanto, una mujer camina despacio bajo la luz de las farolas. La Plaza Mayor se acerca a cada paso sin destino, el mismo que le promete vergüenza y le regala la ignominia del desprecio colectivo y embarrado.

Tras sus medias de encaje barato y su rostro maquillado, el disfraz con el se viste en la noche para la caza furtiva del hombre hambriento de tanto, existe un alma atrapada por el miedo y el espanto de saber que, con disfraz, es un juguete alquilado, y sin él, es  una  niña aterrada de la vida que se arrincona en su patio, que se adorna con un poto y un geranio envejecido. Se pregunta cada día,  dónde se esconden las hadas y los ángeles guardianes que, en su infancia, le enseñaron, la cubrirían de flores y velarían sus sueños dorados.

Detiene sus pasos  para enfrentarse a un escaparate iluminado. Tras el cristal, una “novia” presumida enseña su traje blanco entreverado. Se asegura que nadie la observa, y despacio, muy despacio, se envuelve en una nube blanca de sueños nunca olvidados, y se viste con el traje, y se toca con el velo, y se perfuma con el aroma de las flores de su ramo imaginario, en tanto un hombre moreno la sostiene con su brazo y le susurra un “te quiero”, tan puro como el blanco del vestido que luce con desenfado.

La nube adquiere otras formas, sus sombras se han disipado, y camina sobre alfombras de pétalos rojo y blanco; le turban con mil piropos mientras la multitud jalea a ese hombre afortunado que, con mimo y entre caricias, roza su brazo engarzado con la cadena invisible de un amor que ha consumado.

Una voz rompe su sueño; un sin nombre disfrazado de cervatillo apestando a alcohol barato, le ofrece Malaberíes que es el precio por  el que, una vez más,  abandona el sueño y se somete a su hado.

La Plaza Mayor se aleja a cada paso. Sabe bien que  la alegría  y la esperanza residen en esa Plaza junto con las hadas y ángeles que nunca le acompañaron pero, a los que sigue invocando todas las madrugadas cuando esconde su vergüenza entre  las sábanas imaginadas de seda que besan un alma ávida de besos y caricias regaladas, para que velen su sueño en el que llega a la Plaza Mayor, vestida toda de blanco y la noche la rocía con pétalos rojo y blanco.

Sherezade  

04 mayo 2011

TETUÁN




      Suspira tu mañana regada de azaleas y azahares
    Que cubren con descaro las ventanas de tu cuerpo
Y cantas victoriosa tu alianza entre dos lares
Tetuán, serena y alegre, atesoras tus recuerdos

Destacas tu perfil entre dos mares
Atlantes se encaraman en tu tiempo
La luz mediterránea se deshace
Al ritmo de los bailes de tu cuerpo

La gente que deambulan por tus calles
Árabes, hebreos y europeos
Se unen por los brazos de una madre
Gentil, cercana e invicta del Cíclope  del miedo

Eres la tierra que mi vida iluminaste
Una mañana en los albores del invierno
Y sembraste mis entrañas con sabores
Mezcla de especias, de vida y de ensueños

 La Medina que se engarza con el cielo
Judería que acaudala exhalaciones
Entre llamadas de muecines y campaneos
Dibujas  Universo de Alegría, luz y flores

Como tu hija de alma te venero
 Como amante enamorada esparzo amores
   Que amamantan cada día mi deseo
 De abrazarme a tu belleza y tus clamores

                                                                       Sherezade

22 abril 2011

TORMENTA






Mira Boly, mira como agoniza el día vencido por las nubes negras, esas nubes poderosas que lo arrastran hacia la muerte en un calendario sin vuelta.

Escucha peludo mío, escucha los truenos que golpean de forma inmisericorde los oídos de los seres que inundamos la tierra asustados por el poderío de la naturaleza, esa misma que llamamos cuando nos interesa madre para golpearla sin pudor y con descaro cuando la prepotencia que nos arrulla desde la cuna nos hace creer que la vencemos cada día, sin comprender que es ella la que ,indiferente a nuestras frustraciones y miserias, nos permite respirar el aire que nos  mantiene vivos, nos alimenta con sus frutos, nos ilumina con su luz, nos acaricia  con su belleza.

Yo sé que tú me entiendes y también creo que eres el único ser viviente que me conoce que no me considera rara. Aunque se me ocurre que quizás sólo sea por los años de convivencia, porque te has acostumbrado a escucharme cada día, y porque como te quiero yo, no te quiere nadie. Y eso te encanta, que te quieran, que te cuiden, que te mimen y ser el centro de atención. Y mira, Bolita, eso nos gusta a todos sin excepción, aunque digamos a veces los contrario. Yo  también quiero que me cuiden, me protejan, me mimen y me reconozcan. Y eso no siempre ocurre. La verdad, últimamente, nunca, o casi nunca. Y siento el cansancio de la soledad por muy buscada que sea; esa soledad amiga que me arrastra hacía lugares recónditos de mis ser, que me muestran mi verdadera relación con los otros; esa misma que se convierte en espejo y me enseña mi cara verdadera y se ríe a carcajadas cuando descubro que detrás de mi carácter por naturaleza abierto y alegre, detrás, ahí mismito, hay una niña-mujer llena de miedos y deseosa de que una mano amiga y amante, me arrebate mi mochila y me acompañe en el camino. Quiero decir, nos acompañe en el camino, porque sin ti yo no doy un paso a ninguna parte.

Y más aún, que me enseñe ese  sendero cuyo destino desconozco;  que decida el destino por mí, que yo iré detrás cual corderita sumisa observando la belleza del campo en la primavera, las nieves de las montañas en el invierno,  sintiendo el frescor del agua helada de los riachuelos que atravesemos, oliendo el perfume de los naranjos y limoneros, oyendo el trinar de los gorriones y si llegamos al mar, me  fundiré con las olas en busca de las sirenas.  Eso deseo mi niño, sentir la mano que tira de mi cuando no quiero seguir, el beso que funda el hielo de mi corazón, su mirada en mi mirada, su sonrisa en mi sonrisa y sentir sus susurros calmando mi tormenta de silencio.  Todo  y sólo eso quiero Boly,  todo y sólo eso , con tal de que el resto del viaje carguen con la mochila  de mis recuerdos y no tenga que decidir en ninguna encrucijada más. Y a cambio de ello, le obsequiaré con mi sonrisa y con mis sueños que aún mantengo guardados en la mochila que ahora no quiero..

Más mi niño, ¿ dónde encontrar a ese amigo?

Sherezade

13 abril 2011

NOBLEZA




Para ti Loli, para ti, amiga mía 

Sembraría tu mirada de consuelo
De alegría mataría tu agonía
Con caricias teñiría tus recuerdos
Deseando que renazca tu sonrisa

Sabe el cielo que dormito en tus desvelos
Que esparzo mi ternura  con semillas
Esperanzada en que gesten en tu cuerpo
Las ilusiones que mereces en tu vida

No es el cielo más azul por ser el cielo
Ni el sol brilla por nacer cada mañana
Es la fuerza de tus ojos y tu aliento
Los que visten de luces la mirada

Recuerda los recuerdos que tejieron
Los días que pasaste ensimismada
Regalando tu cariño y tus desvelos
Como madre y mujer enamorada

Es la noche más cruel con sus silencios
Cuando alienta los temores de la nada
Más la vida te regala un firmamento
De estrellas colmadas de amor y esperanza

Limpia con tus lágrimas tu cielo
Vence  tu tristeza y tus desdichas
Con la fuerza de saber que tu pecado
Es haber derramado con descaro tu nobleza y tu alegría

Una vez más, vence a la vida, amiga

Sherezade

05 abril 2011

AMOR SECRETO



Te sueño

Revivo las caricias desatadas en mi cuerpo
Que me infieres deseoso de arrastrarme
A lo más profundo de tu seno

Te evoco

En las noches frías del invierno
Sumerjo mi agonía entre tus brazos
Y me renuevo con tus latidos inconexos

Te extraño

Ansío la primavera que me acerca a tu aposento
Donde me empaparé de tu fuerza bravía
Y me vestiré con la calma de tu sosiego

Te atrapo

Nos separan las estepas, los bosques y los oteros
Más cuando revientan las flores me llamas con picardía
Impregnando el barlovento con susurros que yo atiendo

Te encuentro

Ensimismada de vida acudo a tu llamamiento
Celosa de otras miradas y caricias que te lancen
Sólo deseo sentir como penetras mi cuerpo

 Éxtasis

Cuando me tienes me besas y percibo tu deseo
Me vistes y me desvistes con el encaje salobre
Que tejes para cubrirme de gala al fundirnos sin consuelo

 Eternidad

Me arrullas mientras me meces entre abrazos zalameros
Y me entrego sin pudor confiándote mi dicha
La que aviva mi certeza de saberte, mar, por siempre eterno

Sherezade

30 marzo 2011

EL PATITO FEO



Escúchame Boly, escúchame aunque sea por compasión porque esto que te cuento no lo quiero hablar con nadie más. Cómo entre tus miles de virtudes tienes la de saber guardar secretos, y sé que no confesaras lo inconfesable ni bajo amenaza de tortura, con el fin de desahogar mi corazón de este pesar he decidido que a ti te lo voy a contar.

Verás, hubo un tiempo algo lejano en que yo fui una niña muy alegre y soñadora  a la que alentaron con los cuentos clásicos y que lloraba sin consuelo especialmente cuando en las noches mi papá me contaba con mucha vehemencia el rechazo del patito por su madre y sus hermanos, porque era feo. Con el tiempo mi padre me confesó que si me lo contaba tantas noches era porque tras la llantina me quedaba profundamente dormida y eso, entiendo, debía ser un alivio para ellos.

Años después, cuando mis hormonas se apoderaron de mi persona y el mundo me esperaba impaciente para salvarle según me creía yo, me convertí en la rebeldía personificada que se salvó de la quema porque solía caer simpática y mi gran corazón ya lo llevaba en bandolera a merced de todo el mundo, porque, no hace mucho es cuando me he percatado de que, en mi educación católica, el décimo mandamiento lo entendí rematadamente mal, tanto que se me olvidó la segunda parte en la que se nos manda amarnos, al menos, como se supone que tenemos que amar a los demás y yo para mi desgracia sólo me quedé con la primera parte de la frase.

Pues verás, desde que me he dado cuenta de la omisión de una parte tan fundamental de ese mandamiento me ha dado por reflexionar sobre la cuestión, y, analizando mi vida es cuando he comprendido que ese error me ha provocado sufrimientos que, de haber comprendido bien lo que me quisieron enseñar y mal me enseñaron, me habría ahorrado o, al menos vivido de otra forma.

Tú sabes que una santa, lo que se dice santa, no soy, porque soy explosiva y tengo un pronto que asusta, pero también sabes, que soy mucho más santa que muchos santos canonizados. No por aquello de la caridad, no, que es un concepto muy manoseado, si no porque he creído en el ser humano con toda la pasión que arrastro en todas las facetas que vivo y mi errónea creencia de que todo el mundo es bueno lo he vivido en superlativo convirtiendo a todos mis congéneres en “buenísimos”, y esa percepción mía me llevó a interpretar de forma literal aquello de que “todos somos iguales en virtudes y defectos”, interpretación que  rematé ayudando a que  el lío anidase en mi cabeza cuando estudiaba Filosofía del Derecho, que tampoco la debí entender muy bien aunque no importa que ahora lo confiese porque al fin y al cabo hace mil años que aprobé la asignatura. 

 Lo que sí se me quedó muy bien grabado fue aquello de “no hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti” y claro, entendí, que esa frasecita que me surge siempre en mis relaciones con cualquier otro mortal, se la habían enseñado también a los demás, y, para más ingenuidad si cabe, que los demás se la habían aprendido.  

Como capto Bola que te empiezas a impacientar y eso significa que te aburres, te voy a confesar a lo que mis arduas reflexiones sobre el porqué de tantos desengaños que he sufrido en mi vida.  Es tan simple, que creo que debo estar equivocada, pero, de momento, es lo único que me proporciona una explicación razonable: verás,  pues por más que yo me empeñe y la filosofía de pacotilla considerada políticamente correcta nos infunde, ni de lejos, los humanos somos todos iguales, y aclaro que  no me refiero a derechos y obligaciones aunque esta última expresión se suele obviar porque no debe quedar bien, sino que me refiero a los valores engarzados en cada uno de nosotros, aquellos que nos mueven cuando nos relacionamos, los que nos hacen cuidar el trato íntimo, no sólo formal, con los demás, los que nos impulsan a sonreír al desconocido, tender la mano en ayuda, acariciar el corazón ajeno que sufre, compartir las risas y la alegría por el ser y por estar en el mismo momento y en el mismo lugar. Todo eso que de forma tan simple se traduce en el “ no hagas al otro lo que no quieres que a ti te hagan” y yo enmiendo gritando al mundo” hagamos a los demás lo que quisiéramos que a nosotros nos hiciesen”.

Pues mira peludo mío, algo tan simple y aún más fácil de hacer he comprendido que no se enseña, y lo que es peor no se sabe, y si se sabe, no se practica, por eso quizás, mi mundo de relaciones lo estoy reduciendo y a la vez enriqueciendo con mi relación conmigo misma, contigo y tus congéneres, y con lo que, por fin he aprendido aunque algo tarde, aquello de que antes que a los demás tengo que quererme a mí, y anteponer mis necesidades a las de los otros, se trate de quien se trate y, lo más triste de todo este aprendizaje, es que ni todo el mundo es bueno ni todos somos iguales. Una simple visión del mundo en que me muevo me lo corrobora cada día.

Pero claro, Bolita, mis reflexiones continúan y me pregunto: ¿ Debo olvidar aquello de no hacer a los otros lo que no quiero que  me hagan a mí?.

Seguiremos reflexionando juntos cuando te despiertes, peludo desagradecido.



Sherezade

21 marzo 2011

VICTORIA



Amanece mi mirada a un mundo de acordes vivos
Sinfonía que aturde mi corazón palpitante
Cantan las rosas mientras los jilgueros duermen
Luce la vida irradiando mi destino

Estaca de roble que marcaste mi camino
Sembrado de zarzas con espinas refulgentes
Hoy ardes en la hoguera avivada por mi mente
Y sentencio con tu suerte el final de mi martirio

Aunque zozobrase mi vida mientras revivo mis ensueños
y las estrellas cegasen los girasoles nacientes
o el mar secase mi cuerpo y el desierto lo anegase
Tú ya serás para siempre ceniza de roble yerto

La marea de la vida cabriolea los deseos
El sol de la madrugada improvisa misereres
Y entusiasmada recibo el abrazo de la brisa alegre
Que deshiela mi sangre y la engalana de consuelo

Estaca de roble envenenada de martirio
No verás más las estrellas ni los amaneceres
Tus cenizas entierro en la tierra que mereces
Y con tu muerte florece la alegría que a mi tormento ha vencido

Sherezade

12 marzo 2011

OS LLEVO EN MI CORAZÓN



“Ya ha y un español que quier vivir y a vivir empieza
Entre una España que muere y otra España que bosteza.
Españolito que vienes, al mundo te guarde Dios
Una de las dos Españas, ha de helarte el corazón.”
( Antonio Machado)

“In memoriam de todos los que fuisteis asesinados por desalmados el 11 de marzo de 2004.”



Escúchame  Bolita, escúchame como sólo tu sabes hacerlo, en silencio y atento a mis palabras y con esos ojazos negros que me admiran como si fuese una diosa.  No se si recuerdas aquel 11 de marzo de 2004 en el que nuestra ciudad de Madrid se despertó con el horror de la muerte que acudió victoriosa para arrancar la  vida a cientos de personas, tan inocentes como anónimas, personas que comenzaban su nuevo día trasladándose a su trabajo, a sus estudios, a su cotidianidad en definitiva, e imagino que abstraídas en sus sueños y esperanzas, en sus problemas y pesares, pero en todo caso, arropadas con la valentía de vivir la vida, esa misma vida que les fue arrancada de cuajo por las bombas que programaron unos humanos sin alma y nulo cerebro a cambio de la recompensa de disfrutar del paraíso eterno.

Si alguna vez he amado esta ciudad fue ese día. El aire que respirábamos los madrileños nos ahogaba con el dolor y la impotencia pero nos insuflaba el ardor de la solidaridad y de la unión. El 11 de marzo de 2004 todos los ciudadanos nos transmutamos en uno sólo; manos desconocidas acariciaban al desconocido cercano que lloraba sin consuelo; palabras de amor y de ira se cruzaban en cada recodo, en cada esquina, en cada plaza. La noche amarga quedó iluminada por miles de velas depositadas con tanto amor que  su luz cegaron las de las estrellas del firmamento. Aquel 11 de marzo, mi niño, los madrileños entregamos conscientes nuestras almas para abrazar a las que tan cruelmente nos habían robado.

Al día siguiente todo Madrid nos apretujamos entre la Plaza de Colón, Atocha y todas la calles aledañas. La manifestación por fuerza se transformó en concentración porque nadie podía avanzar, y Bolita, no te imaginas como lloraba el cielo, enlutado de negro, como descargaba sus lágrimas sobre las miles de personas que allí nos congregamos en un respetuoso silencio; estábamos tristes y noqueados pero no vencidos aunque nos mordíamos la rabia que nos quemaba las entrañas. Estábamos todos, o casi todos, pero tan unidos que hasta el miedo había huido aterrorizado. Ese día Bolita, me sentí muy orgullosa de ser madrileña.

Pero mira por donde a los tres días de la tragedia se votaba en elecciones generales, y, los muertos aún calientes, fueron utilizados para recriminaciones de los que se empeñan en perpetuar las dos Españas, porque unos ganaron y otros perdieron y desde ese momento, las víctimas se convirtieron en moneda de cambio de los reproches y lloros entre perdedores y ganadores políticos, olvidando que los que realmente perdieron fueron los muertos, sus familias, sus amigos, y los millones de desconocidos anónimos que ese 14 de marzo acudimos a las urnas, desangrados por dentro, y convencidos de que con independencia del resultado, todos habíamos perdido e ignorantes de que el resultado de las urnas iba dejar al descubierto la autenticidad del dolor que más les dolía a algunos: la pérdida del poder a unos, a otros la alegría de conseguirlo.

Sólo siete años han pasado de aquel brutal asesinato; siete años robados a las vidas destrozadas, pero es tal la desfachatez de nuestros políticos, quienes con cara de circunstancias y su ausencia de escrúpulos por bandera, se valen  del 11M para hacerse una foto más, pero esta vez, se han retratado por separado: los de la “derecha” y los de la “izquierda” con los presidentes de las múltiples asociaciones existentes de víctimas según ideologías,  pero todos juntos, eso sí, aprovechándose  todos  de la desgracia de los muertos, a los que interesa mantener “vivos”, con el fin de mantener montado el chiringuito del que viven muchos vivos a su costa, desde el que se hace politiquilla de tres al cuarto, de esa que nos tenemos que tragar aunque nos provoque vómitos porque el poder lo tienen repartido, atado y bien atado, entre todos ellos, entre tanto estómago agradecido, entre tanta ignominia y  ausencia de vergüenza que es un palabra que tengo que comprobar si sigue existiendo en el diccionario dado su desaparición de la vida pública en general.

Mira peludo, escúchame bien porque esto que escribo tiene el valor de últimas voluntades y quiero que reclames mi deseo y lo defiendas con tu vida si es necesario.  Si por desgracia para mí y para el mundo en algún momento llego a ser una de esas víctimas, de las de verdad, de las que mueren en un acto de violencia , prométeme o mejor júrame, que no permitirás que mi nombre ni mi muerte sea utilizado por nadie ajeno a mi entorno, y que morderás inmisericorde y demandarás a cualquier político o medio de comunicación que pretenda hacer beneficio y noticia con mi desgracia y la tuya. No quiero que llegue el caso, pero si tuviese que tocarme esa desafortunada suerte, te dejo escrito lo que quiero que les digas solamente, y es que, atreviéndome a enmendar por las circunstancias  a nuestro Antonio Machado, 
soy una españolita a la que no una, sino las dos Españas, hace tiempo le helaron 
su corazón. 
Y a lo que hoy me uno y con dolor es al recuerdo sincero de todos los que fueron asesinados y heridos aquél fatídico 11M y ,como no, a sus seres queridos , y también me uno al de  todos aquellos madrileños, españoles y ciudadanos del mundo a los que les duele la ignominia cometida sin esgrimir el acto cruel para monopolizar un daño que lo miden por la jerarquía de sus poltronas políticas y el poder y beneficio que ello conlleva.

Así somos en muchas ocasiones los seres humanos, perrito mío, así de falsos, crueles  y desalmados.  

 Sherezade

02 marzo 2011

MENSAJE



¿ Sabes?
El día amanece de nuevo
La luz anida en mis ojos
Pero no en mis ojos negros, no
Si no que reina en el fondo
Del camino que recorro
Sin las tinieblas del miedo

¿Sabes?
Cuando recorro el sendero
Que conduce a la esperanza
Te busco entre la maleza
Pero no estás,
Y si estás,  no te veo

¿Quizás entre los jazmines?
¿Ó escondido entre las ramas?
Pero no estás,
Yo sólo quiero enseñarte las cicatrices
Que tus heridas tallaron
Y que curó, la esperanza
De perdonar tus maldades
¡Más no estás!
Y si estás,  no te veo

¿Sabes?
El perdón que te regalo
No es dádiva ni es presente
Es la paz de mi regazo
Es la vida que sostiene
Un pasado equivocado
Un presente sin simientes
De dolor y de pecado

¿Sabes?
Sólo deseo mostrarte
Mi risa sin desaliento
Mi mirada sin soñarte
Mi cuerpo desnudo al viento
Ese viento que besa los matorrales
Entre el que escondes tus miedos

¿Sabes?
Se lo susurraré al aire
Lo grabaré en cien mil piedras
Lo sembraré en los valles
Lo esparciré en las arenas
¿El qué?
Mi perdón que se ha clavado
Como espina alegre y fresca
En la paz de mi existencia
Y te entrego esperanzada
Que aligere las cadenas
Que te atan a tu cruel mundo 
 Disfrazado de quimeras 

Ahora, Ya lo sabes

Sherezade


25 febrero 2011

LA CARTA



La luna aún seguía despierta pero ella caminaba presurosa por la vereda que acababa en el riachuelo. El correr del agua sonaba cercana y los pájaros aún dormitaban en sus lechos. El silencio se rompía con el crujir de las ramas que pisaba por lo que asustada de sus propias pisadas, aceleraba el paso. La aurora sembró de sombras azuladas el cielo oculto por los árboles y los primeros trinos acompañaron  su marcha.

Cuando llegó a la ribera se sentó bajo el sauce protector, testigo de sus secretos más íntimos y quien con sus lánguidas ramas ocultaban su presencia. Allí se sentía segura; era su escondite, desde el que podía ver y sin embargo no podía ser vista. La luz del día iba venciendo a la noche y la yerba se lustraba con el rocío caído. El sonido del agua, el frescor de la mañana y su corazón dolido…Del bolsillo de su falda sacó un sobre arrugado del que extrajo una hoja amarillenta y ensuciada por sus lágrimas. Y, despacio, encadenando los garabatos que se transformaban en palabras, releyó por enésima vez la carta que durante años había estado esperando, esa carta cuya espera convirtió su vida en lucha, en sueños, en esperanza….La carta con la que tanto había soñado y había tejido con sus propias palabras. Por eso, la releía tanto, porque ninguno de esos garabatos coincidía con la carta imaginada.

Miró el agua que corría sin besarla, no viendo más que la cortina de sombras que sus lágrimas creaban; escuchó el trinar de jilgueros, el silencio de su alma, sin poder comprender como fue tan feliz mientras esperaba la carta y, sin embargo ahora, que la tenía en sus manos,  esa felicidad se había transformado en descarnado duelo y pura desesperanza.

Introdujo la cuartilla en el sobre amarillento y lo lanzó al riachuelo y mientras observaba como lo arrastraban las aguas, imaginaba que, una vez lejos de sus manos y de su alma, volvería a ser feliz  de nuevo, simplemente con el sueño de la espera de  llegada de otra carta.

Sherezade

21 febrero 2011

¿LA VIDA ES BELLA?



Bola….déjame un ratito que escriba, que suelte el lastre acumulado de estos días, en los que la vida me vuelve a enseñar su cara más cruel y fea. Sí, tienes toda la razón, quizás mi momento de defensas bajas y tantos días enclaustrada en casa no me ayudan a ver el color rosado de la vida, pero es que cuando no es de color bonito es que no lo es, hay que gritarlo al viento para que lo esparza por las cimas de las montañas y las olas de los océanos.  Y no pasa nada por reconocerlo, y de pasar, quizás se me alegre el ánimo con caricias que me muestren nuestros amigos lectores.

No es culpa de la fiebre, que también; ni de la ruptura aunque sea provisional de la vida normal, que también; ni esta obligación de permanecer encerrada en casa calentita, que también. Sé de cierto que no es todo ello el único causante de mis tristezas, no. ¿Las aumentan? Seguro que sí. Pero no quiero seguir engañándome cada mañana cuando me levanto diciéndome esas frases tan bonitas como inciertas sobre lo maravillosa que es la vida.  No, no me lo voy a decir más porque la vida no es tan maravillosa como queremos pintarla. La vida es así, un valle de lágrimas como ya está escrito en la Biblia que no la escribieron ayer, aunque en ese valle, en ocasiones, en momentos fugaces, instantes diría yo, luzca un sol espléndido, reine la primavera y lo invada el perfume de las rosas.

A ver que te parece a ti peludo mío. A esa frase mañanera con la que recargo mi batería emocional le voy a cambiar la palabra “vida“ por la de “instantes”, porque esos, a veces sólo a veces, sí existen: instantes en el lacrimógeno valle que me convencen de que merece la pena seguir adelante. De todas formas, las alternativas que me quedan a no seguir no son demasiadas, y, entre tú y yo, no es sólo que no sean demasiadas, sino que la elección entre el seguir y no seguir está muy clara y de momento, para algo gratuito que tengo asegurado como es la muerte, prefiero retrasar lo más posible el conocerla.


Hoy hace dos semanas la tita África, cansada de arrastrar su cuerpo por este Valle, decidió convertirse en otra estrella más que nos ilumina en la oscuridad. Y, por enfermita que estuviese, el dolor no duele menos. ¿Verdad? Y su hermana, la tita Susana, lleva cuatro días ingresada con una tristeza que su mente no le permite saber de donde procede, y claro, no nos atrevemos a recordarle lo que ha pasado dado que el Alzheimer está teniendo la gentileza de evitarle la pena de que su hermana querida se haya ido sin darle el beso de buenas noches para convertirse en estrella. Y mientras yo sin poder visitarla….no sea que empeore el panorama.

Fiebre, sudor, lágrimas como equipaje en el camino…Dime mi niño, dime, aunque te conozco y sé que para ti la vida mientras tengas tu pelotita sea de color de rosa, dime si sin los decorados que me invento y mi huida a la niña interior cada día más asustada que llevo dentro ¿ La vida es bella?



Sherezade


18 febrero 2011

Tormenta de Amor



Amarte,
Gozando tu dulzura en mi boca desbocada
Mientras atesoro el cariño de tu abrazo desarmado
Colmado de ternura engalanada con mil besos
Y, furtiva, te confisco la amargura atesorada

Amarnos,
Al son de melodías de vida y de esperanza
Baladas que pregonan el olvido del pasado
Aquel que izó el puente de miedos y rechazos
Y hemos derrumbado con una tempestad de confianza

Amarte,
Sentir el ardor de tu cuerpo más anhelar tu mirada
Encenderme con el fuego de tus manos en mi pecho
Esconderme entre tu alma y tu cuerpo
Dónde establecer mi  indestructible morada

Amarnos,
Embriagados de risas y caricias regaladas
Saboreando el amor que despabila el silencio adormilado
Al romper con desaliento nuestro ardor encadenado
Con mis manos en tus besos y mis besos en tu alegría brotada


Sherezade

13 febrero 2011

LA CASA DORADA



(II)

La tormenta de la noche se tornó en aire limpio y el salitre se instaló en la brisa fresca de la mañana.

A través de los cristales contemplé el mar de mi infancia, el mismo mar que, veinte años antes, acariciaba mi cuerpo mientras le susurraba mis sueños. El mismo mar que se vistió de arrogancia y secuestró mis secretos arrastrándolos a su fondo celoso de mi futuro.

A la luz de la mañana observé detenidamente mi habitación, pulcra y cuidada, como si los años transcurridos sólo hubiesen sido un sueño, como si nunca me hubiese ausentado, como si el olvido forzoso de mi niñez al que me sometí  cuando me fui, en ella se hubiese instalado.

Bajé  cada peldaño saboreando los aromas de la casa. Percibí con nitidez el olor dulzón del tabaco de pipa de mi padre que leía en el salón mientras sonaba la sinfonía del “Nuevo Mundo” de Dvorak. Me alimenté del aroma de las rosas cortadas al amanecer y alojadas en el jarrón de alabastro. Me espabilé con el aroma del café recién molido y hervido que impregnaba la cocina. Casi me embriagué con el olor del perfume de jazmines con el que se acicalaba mi madre.

Ya en el rellano, sentí el calor de las llamas del hogar que acallaron mis recelos y, con la cabeza alta y el corazón desatado, abrí despacio la puerta de la cocina, en la que mi madre, sentada en su mecedora, esperaba mi llegada, ofreciendo el desayuno como si nunca me hubiera ausentado. Su mirada dulce y limpia en unos ojos marcados y una sonrisa entregada, reforzó mi decisión del regreso al hogar abandonado.

No hubo palabras, sólo cálidas miradas que respetaban mi silencio y , agradecí con un beso en la mejilla el calor de su presencia cuando se apoyó en la ventana respirando la mañana, aunque fingió no sentirlo, sin darle ninguna importancia, como si todos los días la besara, pero pude percibir su estremecimiento al tensar todos su cuerpo.

Abandoné la estancia y me dirigí al salón en donde mi padre permanecía leyendo. No levantó la mirada  para mirarme siquiera, nada indicaba que mi presencia le conmoviera ni le importara. Para él, hacia tiempo, mucho tiempo, que yo había muerto.


 !Papá- susurré despacio- Papá….he vuelto.!  Levantó la vista de su libro  y consultó su reloj. Para mi sorpresa me miró , abandonó la lectura y se levantó ayudado por un bastón que lo envejeció a mis ojos, dirigiéndose  a mi encuentro. Cuando estaba a dos  pasos comprendí que no era a mí a quien buscaba pues  obviando mi presencia salió de la estancia para adentrarse en la cocina.




Si en la noche anterior me pude cobijar en el regazo materno, la mañana me había entregado la indiferencia del único hombre al que en verdad había adorado, el que me contaba los cuentos, el que mesaba mi pelo  mientras me confesaba que yo era su niña querida, el más valioso tesoro que la vida le había regalado.

Sobre el aparador un  marco encerraba mi imagen de niña abrazada a su cuello mientras le daba un beso y entonces me percaté de que en la imagen nos acompañaba otra niña, de pelo negro que se aferraba a su mano y pretendía acaparar su cuerpo. En la pared, colgaba el retrato que madre me hizo acariciando a Nelson, el  terrier que me regalaron cuando cumplí ocho años.

Observaba los detalles de la estancia reconociendo cada uno de los adornos, saboreando el momento, cuando oí el ruido del portalón y corrí hasta el rellano. Abrí la puerta cerrada y vi a mis padres que caminaban por el sendero.  Extrañada de su marcha sin aviso les llamé pero el sonido de las hojas mecidas por el viento impidieron que me oyeran.  Al fondo, confundido con el horizonte, el mar azul iluminaba el cielo y la brisa me transmitía su mensaje de llamamiento, por lo que recorrí el atajo que acababa en la Cueva Dorada, bajo el acantilado, aquella en la que imaginaba de niña que era mi casa por los tesoros que en ella escondieron los piratas tras robarlos de los barcos naufragados por su mano.

Sintiendo la brisa dulce, decidí entrar en ella y refugiarme del viento para recordar mis sueños, más la marea estaba crecida y no podía  alcanzarla pues las olas encrespadas tapaban el agujero secreto que era su única entrada.

Oí gemidos arriba y salí de mis pensamientos, estirando mi figura para observar el duelo de dos ancianos,  quienes, afligidos y abrazados, me entregaban un ramo de rosas blancas y lirios azulados, con el mensaje escrito en una cinta de seda blanca en el que con bellas letras doradas se había escrito con esmero: “ Hija, descansa en tu casa dorada, en la que quedó atrapada nuestro tesoro más bello; nunca te hemos olvidado  y nunca te olvidaremos.”

Atónita con la escena y  con las flores apretadas con mi pecho, distinguí con claridad las dos figuras: mi padre con su bastón y mi madre encogida entre sus brazos temblorosos y los ojos de los dos, anegados en un llanto de silencio.

¿Acaso era yo el tesoro escondido en la Cueva Dorada?  Mientras esto meditaba una ola me alcanzó y me arrastró hasta la cueva en la que contemplé veinte ramos de rosas blancas y lirios azulados y entonces supe que ellos, eran  mi tesoro más preciado.


Sherezade