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08 enero 2012

SINFONIA DE LA VIDA




¡Mira peludo! Observa como sale el sol cada mañana y el viento aún mece las hojas secas de las ramas de los árboles. Ahora, al albor de un nuevo día, cuando las estrellas bostezan y delicadamente se apagan, tú y yo, nosotros, solitarios, disfrutamos del silencio que aún no ha roto la algarabía de la vida cotidiana.

¡Escucha Bolita! Este silencio es una sinfonía de esperanza: los árboles permanecen en su sitio ajenos a tanta desesperanza, los pájaros comienzan su vuelo, y esa bola naranja tan preciosa, es el sol que regresa de su sueño y nos acaricia el alma si es que así lo queremos.

Aún podemos pisar las hojas secas, y su crujido me conduce al recuerdo de su verde intenso del verano en el que nos dio vida, frescor y aliento. Por ese recuerdo me brota un agradecimiento eterno a todas las hojas secas, que, hoy muertas, ayer fueron símbolo de vida y bálsamo para el calor del estío de esta ciudad nuestra.

Se me ocurre Boly que no podemos dejarnos quitar lo que nunca fue nuestro; la maravilla de los amaneceres, y la belleza de la noche cuando viene a nuestro encuentro. Es un regalo que se nos hace cada día y que no valoramos al enredarnos en los hilos que manejan nuestras vidas sin percatarnos de que con ellos tejemos la soga que, más pronto que tarde, matará nuestra alforja de esperanzas y sueños.  No se nos olvide que lo valioso, si nos fijamos, siempre lo tenemos a nuestro alcance sin tener que pagar por ello.

Y no, peludo, no; nosotros no vamos a caer en el desánimo; vamos a hacernos un juramento: mientras tengamos vida, y hasta nuestro último aliento, no consentiremos que nada ni nadie nos despoje de la alegría de saber, que entre tanto desconcierto, lo realmente valioso no es objeto de mercadeo ni puede ser dominado en beneficio de unos y detrimento del resto.

Mira ese sol peludo, escucha el sonido del viento, respira este aire puro descontaminado de miedos que susurra al corazón su melodía de vida mientras deshace deprisa la soga que asfixiaba nuestros sueños.

¡Oye, Bolita….no olvidemos jamás nuestro juramento!


Sherezade

02 diciembre 2011

BALTASAR POR ESPAÑA NO PASAR



Ay Bolita, Ay, ay…..que me parece a mí que la guinda de este año de penurias se lleva por delante, también, la venida de los Reyes Magos a España la noche del cinco de Enero. Vamos, que  los pobrecillos deben estar aterrorizados porque como ya tenemos un Auto judicial que sobresee una denuncia contra el Rey Baltasar, tan simpático él para todos los niños y hasta para el Juez que no le ha podido inculpar, según dice el Auto judicial, porque su nacionalidad no se puede determinar ya que es una controversia que se arrastra desde hace más de 2000 años. Y yo me pregunto  ¿cómo se le va a ocurrir entrar en  nuestro país?. Yo no tengo duda que sería rápidamente detectado,  y podría ser retenido y quien sabe, detenido, hasta que enseñe su pasaporte o documento similar, que ahí debe constar donde vive?, digo yo, y también la edad….y entonces, si que estará el pobre Baltasar perdidito del todo.

Mira, peludo, que está la cosa tan mal, que, dinero no tendremos, no, pero lo que son leyes que nos permiten denunciar cualquier cosa que nos moleste , para desahogo digo yo que están hechas,  las tenemos a mansalva porque lo que es para hacer justicia….. ese es otro cantar. Y, retomo, pues sigo yo pensando: ¿quien no ha depositado en Baltasar sus ilusiones desde chiquitín sin que nos las haya satisfecho?. Y claro, acudimos a esas estupendas leyes de desahogo y a todos se  nos puede ocurrir lo mismo ¡ Pues denuncio a Baltasar y que me indemnice por daños morales!. Y luego, y ¿ Por qué no? A Melchor que es el jefe y a Gaspar que es el más soso, pero al fin y al cabo, los tres están juntitos, y cuantos más sean pues más posibilidades hay de encontrar patrimonio que embargar y seremos debidamente indemnizados por tanto trauma que arrastramos.

Sí, ya sé que a ti te da lo mismo porque el año pasado no te regalaron el jamón que les pediste, pero mira Bola, los niños, los pequeñitos y los que somos más grandes, nos alimentamos de la ilusión de su llegada, y agradecemos en el alma ese bálsamo que supone la ilusión de despertarse para descubrir, una vez más, que aunque casi nunca nos traen lo que les hemos pedido, suelen pasar por nuestras casitas esa noche del cinco de enero para dejar alguna cosilla, y sepamos que han intentado complacernos. Y tú no puedes pedirles un jamón de Jabugo tal como está el panorama, que no, que te tienes que conformar con tus chuches y compartirlas con tu novia Lluvia cuando la veas en el parque.

¡Ay Bolita! Es para acongojarse porque ya veo los titulares de los diarios el próximo 6 de enero con la manifestación convocada por todos los que vivimos de ilusiones y entre ellas la de los Reyes Magos, porque cuando nos levantemos esa mañana, no sólo no habrá regalos, sino más tristeza, decepción y desencanto que es de lo que estamos sobrados. Y además, me imagino, a los pobres Reyes, si es que antes no los atrapa la Merkel por Alemania y les requisa el material, como poco, en la Audiencia Nacional….qué menudo papelón debe ser ese de explicar a funcionarios descontentos eso de que son REYES, MAGOS, DE ORIENTE Y QUE RONDAN LOS DOSMIL AÑOS DE EDAD.  Vamos, que está el país para tonterías y mira por donde, como somos tan peculiares, seguro que por descubrir dónde viven y su nacionalidad, en aras de la Justicia,  nos cargamos del susto a  los Reyes Magos y  a ver de dónde vamos a sacar los regalos  en el futuro y vivir sin la ilusión de su llegada cada año.

Escucha Bola, vamos a escribir una carta a Baltasar y se lo contamos, por lo que pueda pasar. ¿ Te gusta la idea? ¿ Ese guau es un sí?. Pues  vamos allá.



Sherezade



23 agosto 2011

DONDE HABITA EL OLVIDO


Mira peludo…. Cuando se agolpan los recuerdos hay que saber ubicarlos en su sitio. Sin esperarlo, un olor, un sonido, una luz se convierten en carrete de fragmentos de tu vida pasada y te transportan a momentos que fueron y no volverán a ser. Pero muchos de esos recuerdos se engalanan de belleza para sumirte en la mas cruda melancolía. El hecho recordado engaña los sentidos  pues suele ocultar la realidad que lo formaba.

Estos días recuerdo nuestros veranos en la Alcarria. La finca de Fuenmayor, en la que tu naciste y en la que tanto disfrutamos. Brotan en mi mente la frondosidad del tilo, la belleza de los olivos y los árboles frutales; el huerto plagadito de tomates, pimientos, pepinos y melones; las higueras y los nogales.  Los cerezos cuajados de flores blancas en  primavera, los rosales con sus frutos del invierno, y el frescor dulce de la parra de uvas blancas sombreando las sillas de forja. La enorme morera de moras blancas; las ardillas correteando entre los pinos y el canto de las cigarras cuando la noche nos visitaba.  Recuerdo también el sauce que en mi honor fue plantado y el invernadero con especies mediterráneas protegidas del frío del invierno. Y los lilos ¿ Cómo olvidarme de los lilos que me regalaban mis flores favoritas?.  Y sigo recorriendo con mi mente cada palmo de aquel sitio; y, si quiero, me sumerjo dulcemente en las aguas de la alberca y siento el frescor del agua bajo el fiero sol manchego. Y así, refrescadita, observo ensimismada la bella puesta de sol, anaranjado, que extenuado de tanto calor, se retira a dormitar en su aposento. Ese era el momento del comienzo del riego de la  pradera, cuando los aspersores nos obligaban a refugiarnos en el porche, o en la casa, o en la nada.

Llegaba la noche tan plagada de estrellas que  nos caían regaladas. Pero es la noche, y entierro mi soledad maldita con la ávida lectura de un libro. En tanto, tu padre, tu hermano y tú jugueteáis revoltosos en derredor mío, ansiosos porque os lance la pelota que me volveréis a traer una y otra vez, y mil veces si fuera necesario; y cuando me canso de compartir vuestro juego, vigilantes os acurrucáis a mi lado y me protegéis de mis miedos, atentos a mis movimientos, sumisos, leales, bellos…..Bolita, en demasiados momentos, vuestra compañía llegó a ser mi única compañía, aunque fuese mi gran compañía. Ahora, siendo osada, voy  a penetrar en estos intensos recuerdos: observa como  abrazo a Busch  y lo acurruco entre mis brazos , como si aún fuese aquel cachorro negro azabache que me sisó el corazón sin miramientos;   mientras, tu hermano  Ros, acostumbrado a ser el último en todo,  espera con avidez su turno de caricias. Escucha como mi corazón late desbocado porque tengo abrazados a ambos, porque siento su palpitar y su aliento, y percibo que me siguen adorando como yo aún les adoro a ellos, mientras   juguetean sobre mi pecho intentando recuperar la pelota de los juegos.

Pero ahora, mi alma vuelve a estar rota por el adiós consumado de aquella parte de vida…..No estés celoso, peludo. A ti aún te tengo y tú me tienes a mí, porque todo lo demás sólo son evocaciones baldías.

Bolita, venga, juguemos a crear los recuerdos del futuro libres de despedidas.

Sherezade

10 junio 2011

SAN ANTONIO DE LA FLORIDA


" La primera verbena que Dios envía es la de San Antonio de la Florida" ( refranero de Madrid)

Escucha peludo, que te voy a contar mis avatares con un santo canonizado, con el que mantengo un contencioso que, de tan largo en el tiempo, creo que se nos está olvidando a ambos.

Seguro que no sabes que el día 13 de junio en el santoral se celebra el día de San Antonio, que es el mismo que el de Padua, sólo que para los madrileños es el de la Florida.

Te ahorraré detalles de la historia de su ermita y sus fabulosas pinturas de Francisco de Goya, porque lo que quiero contarte es el por qué estoy tan enfadada con él aunque de ello sólo me acuerde los señalados 13 de junio.

Verás, Una de las tradiciones madrileñas más castizas está relacionada con las Fiestas de San Antonio de la Florida:  la de las “modistillas” y sus alfileres.
Las populares 'modistillas' de finales del siglo XIX y principios del XX, ataviadas con sus castizos vestidos de alegres colores y sus claveles en el pelo sujetos por los blancos pañuelos, no van a ser las protagonistas de esta historia, si no que lo somos mi amiga Lola y yo.
Según la tradición madrileña, el día de San Antonio de la Florida -13 de junio-, las mozas casaderas deben echar a la pila bautismal colocada en el exterior de la ermita 13 alfileres, para después introducir la mano en la misma y, aquí viene lo bueno, igual al número de alfileres como se queden prendidos a la palma de la mano tantos novios o pretendientes tendrán ese año. Por supuesto que la esperanza real es la de encontrar marido.
Pues aquí entro yo. En cuestiones de amoríos, la verdad, San Antonio nunca me ha tratado bien. Tras romper con mi primer novio al que recuerdo con verdadero cariño pero acertamos al separarnos, comenzó por mi vida el desfile  de una cohorte nutrida  de psicopatillas, incomprendidos, empalagosos y descerebrados con la que este santo me bendijo durante varios años que a mi me parecieron siglos.
Los 13 de junio mi familia tenía la costumbre de visitar al santo y comprar sus panecillos , por eso me caía bien, y, yo, sorprendiendo al personal, muy devotamente le imploraba que intercediera para que se cruzase en mi camino ese hombre soñado, aunque debo reconocer que en cada celebración del santo iba rebajando mi ambición primigenia hasta dejar mi hombre soñado en ni alto ni bajo, ni tonto ni listo, ni rico ni pobre; con que fuera normalito me bastaba, y creo que no era tanto pedir.
En fin, San Antonio no se dio por enterado y una tarde, aprovechando que mi madre lo utiliza ofreciéndole un dinero para encontrar las cosas que pierde y ella tenía que saldar su abultada deuda con él, la acompañe a la ermita, y le dije ( al santo)  las cuatro cosas que temí no se enterase si no se las decía en directo, allí, en su morada bendita y bien resguardadito en su hornacina.
Debes saber que muy a gustito me quedé pero el ramillete de “nardos- varones” que siguieron a mi monólogo con él, unida a mis remordimientos por mi  formación judeo-cristiana, me hizo reconsiderar mi postura y en la verbena siguiente me llevé  una amiga: preciosa ella, monísima yo; las dos simpáticas y alegres  a rebosar; en edad más que casadera ambas.
Dentro de la ermita, porque yo hago las cosas frente a frente, como mejor supe y a mi forma, le pedí disculpas al santito por la bronca que tan dignamente  le había soltado tiempo atrás, pero no sin que antes escuchara mis desvaríos probatorios sobre las poderosas razones que me obligaron a tal desmán. En fin, que hice las paces con él, o al menos, eso creía yo.
Tras la ceremonia, fuera de la ermita, nos encaminamos mi amiga Lola y yo a la famosa Pila, en donde, bajo un sol de justicia, esperamos nuestro turno cargadas ambas con 13 alfileritos  y sin llevar ningún imán escondido, que eso es importante que se sepa.
Delante nuestra, una señora que debía rondar los 80 y que vestía de riguroso luto, saltaba de alegría porque tres, nada menos que tres alfileres se habían prendido en la palma de su mano, y jubilosa lo mostraba a quien quería verlo. Estábamos justo detrás, y no sólo nos enteramos sino que también fuimos testigos de su suerte. Lola y yo nos miramos atónitas, pero claro, no creíamos que para ella fueran los mozos que a nosotras nos habían de corresponder aunque sólo fuera por la diferencia de edad.  Pero, me dio un rollito extraño y levanté la mirada al cielo imaginando la carita dulce de San Antonio mientras por mis adentros le advertí de las consecuencias que se le avecinaban si a mi no se me prendían en mi linda mano al menos seis alfileres, pues la vanidad de la juventud  te hace intentar doblar los logros ajenos.
Pila de alfileres: cedí el turno a mi amiga Lola, tan necesitada ella de alegrías en ese terreno como yo , y para mi sorpresa no se le prendió ninguno. Se lo tomó a risa y nos reímos juntas. Y entonces llegó mi vez, que era mucho más que eso para mí, era mi congratulación total con el único santo que recuerdo que en mi casa se apreciaba, y el que tanto me debía, porque, al fin y al cabo, en las cosas del querer, entre el corazón de una abogada y el de una  modistilla, no hay diferencia alguna y menos para los ojos de un santo.
Respiré hondo, no miré, introduje la mano y mi grito fue tan sonoro como el pinchazo que me llevé. No sólo no se me prendió un  solo alfiler, sino que, además, resulté herida y la sangre roja, y cada vez más anticlerical, corría por la palma de mi mano, mientras, recomponiendo las formas, miré a mi amiga, y luego alcé la vista al cielo, en donde me imaginaba a San Antonio con su carita de santo satisfecho con mi suerte recibida.
Hasta aquí hemos llegado tú y yo, pensé y dije, porque lo dije en alto, y mi amiga Lola que desconocía mi trayectoria con San Antonio se moría de la risa cuando la puse al corriente de mi historia. ¡ Esto son tonterías para divertirnos, guapa, ni que necesitáramos la ayuda del santo!. Así que, ambas dos, cogiditas del brazo, nos fuimos a tomar un chocolate con churros a pesar de los más de 30 grados.
Desde entonces, no he hecho las paces con el santo, porque mira que se lo puse fácil: un hombre normal, simplemente normal, aunque pensándolo bien, eso, si se reflexiona, fácil, lo que se dice fácil, no es. ¡Pero para eso es santo.!
En fin, quiero seguir creyendo que lo que me dijo mi amiga de que no necesitábamos al santo, pero el caso es  que Lola está soltera y yo también, aunque eso sí, y que se entere San Antonio, tengo perrito que me ladre, que eres tú, y desde luego, mi tiempo no lo estoy dedicando, de momento, a vestir santos como dicen en esta tierra a las que no hemos pasado por la vicaría.
Bolita , ládrame, ládrame, ládrame porque si no, si quieres pelotita en el parque, te la tendrás que llevar y tirar tu mismo. ¡ Oye, ven, vuelve aquí, ládrame  peludo desagradecido!
Sherezade

30 mayo 2011

NO TODO VALE





Escucha Bolita:

Te apetezca o no, te lo voy a contar porque te debo una explicación después de haberte sometido a la crueldad de tenerte agazapado a mis hombros aquel 21 de mayo en la Puerta del Sol, rodeados ambos de tantas personas con luces, con gracia, con sueños y, aunque sea difícil entenderlo, con tantas esperanzas, y que tan dignamente proclamaban su indignación entre batukas y cánticos, juegos y proclamas, todo muy respetuoso, eso sí, con la obsoleta jornada de reflexión que a la que obliga la no menos obsoleta y más injusta Ley electoral que nos la impone.

No sé si podrás perdonarme algún día la osadía de haberte arrastrado a aquél evento, en el que tú delicado corazón brincaba atemorizado por el gentío que tanto te aterroriza, pero pudo más mi emoción incontrolada ante los hechos de estar viviendo un momento histórico que me extrajo de mi letargo y pasotismo para subirme a las estrellas de la ilusión.  Y porque yo sí creo en la espontaneidad del 15M, como se ha dado en llamar el movimiento, y no quise que tú te quedaras fuera de tanta emoción desatada, y, en este caso, me olvidé de tus ochos kilos y medio y te arrastré sin miramientos a lo que fue para ti un calvario pero para mí alegría, y quise que juntos compartiésemos unas horas con tantos desconocidos amigos con quien compartir el deseo de una nueva forma de vivir la política.
 
Ya sé que a ti nada de esto te importa, ya sé que nada justifica tu taquicardia continuada porque, además, con esa cara tan guapa que tienes porque en algo te tienes que parecer a mí, tantos te confundieron con una chica y comentaban lo bonita que eres y alargaban sus manos para acariciar tu cabecita., que sé que todo eso te crispó más todavía. Sé que eso fue el colmo para ti, porque eres chico y te gusta serlo, pero tan abrazadito a mí estabas, y con esa carita de desesperación  que sólo con tus ojazos negros provocabas compasión que pasaste a ser chica durante tu estancia en la Puerta del Sol.

Pero, mira peludo, ya que compartimos vida, no podía dejarte fuera de la historia en esos momentos.  Tenías que ver las mismas pancartas que leía yo, sentir la misma emoción que me estrujaba el alma…..tenías que respirar la fuerza de la esperanza y la respiraste bien, y, como a mí, quería que la piel se te erizase y lo conseguí, lo conseguimos: sentimos la ilusión y la alegría de tantos conciudadanos hartos de desvergüenza y “el todo vale” que para sí lo querría Maquiavelo.

Lo cierto es que vivir el momento lo vivimos y con eso nos tenemos que quedar. Porque, de momento, los politicastros no se dan por enterado del mensaje que está recorriendo medio mundo. Unos han ganado y otros han perdido pero, como todo en la vida, es circunstancial; cambiarán las tornas pero no la existencia de las prebendas ganadas, porque eso es lo que se juegan en las elecciones de este país últimamente, las relaciones de poder que si en algo benefician al más débil es porque en mucho engordan los bolsillos de los más fuertes. Y quizás hasta sea consustancial con la política esta afirmación tan dura como cierta, pero, al menos, que guarden las formas y oculten sus privilegios ante tantos miles y millones de personas para los que un derecho básico como es el labrarse un futuro digno en la sociedad capitalista que habitamos, ni siquiera es ya  privilegio de sueño, porque, hasta eso, se les ha robado.

 





Lo firma una “privilegiada indignada” de este país, que apoya la revolución de los corazones y  el despertar de las mentes aletargadas por la apatía sembrada para que nada cambie. Pero han tirado tanto de la cuerda…..que se les ha roto. A ver como la reparan.


Boly, en desagravio voy a comprarte un prado gigante, todo verde y lleno de pelotitas en donde te prometo jugar contigo horas, horas y horas…. a ver si se te pasa el susto.





 Imágenes extraídas de la red


Sherezade

30 marzo 2011

EL PATITO FEO



Escúchame Boly, escúchame aunque sea por compasión porque esto que te cuento no lo quiero hablar con nadie más. Cómo entre tus miles de virtudes tienes la de saber guardar secretos, y sé que no confesaras lo inconfesable ni bajo amenaza de tortura, con el fin de desahogar mi corazón de este pesar he decidido que a ti te lo voy a contar.

Verás, hubo un tiempo algo lejano en que yo fui una niña muy alegre y soñadora  a la que alentaron con los cuentos clásicos y que lloraba sin consuelo especialmente cuando en las noches mi papá me contaba con mucha vehemencia el rechazo del patito por su madre y sus hermanos, porque era feo. Con el tiempo mi padre me confesó que si me lo contaba tantas noches era porque tras la llantina me quedaba profundamente dormida y eso, entiendo, debía ser un alivio para ellos.

Años después, cuando mis hormonas se apoderaron de mi persona y el mundo me esperaba impaciente para salvarle según me creía yo, me convertí en la rebeldía personificada que se salvó de la quema porque solía caer simpática y mi gran corazón ya lo llevaba en bandolera a merced de todo el mundo, porque, no hace mucho es cuando me he percatado de que, en mi educación católica, el décimo mandamiento lo entendí rematadamente mal, tanto que se me olvidó la segunda parte en la que se nos manda amarnos, al menos, como se supone que tenemos que amar a los demás y yo para mi desgracia sólo me quedé con la primera parte de la frase.

Pues verás, desde que me he dado cuenta de la omisión de una parte tan fundamental de ese mandamiento me ha dado por reflexionar sobre la cuestión, y, analizando mi vida es cuando he comprendido que ese error me ha provocado sufrimientos que, de haber comprendido bien lo que me quisieron enseñar y mal me enseñaron, me habría ahorrado o, al menos vivido de otra forma.

Tú sabes que una santa, lo que se dice santa, no soy, porque soy explosiva y tengo un pronto que asusta, pero también sabes, que soy mucho más santa que muchos santos canonizados. No por aquello de la caridad, no, que es un concepto muy manoseado, si no porque he creído en el ser humano con toda la pasión que arrastro en todas las facetas que vivo y mi errónea creencia de que todo el mundo es bueno lo he vivido en superlativo convirtiendo a todos mis congéneres en “buenísimos”, y esa percepción mía me llevó a interpretar de forma literal aquello de que “todos somos iguales en virtudes y defectos”, interpretación que  rematé ayudando a que  el lío anidase en mi cabeza cuando estudiaba Filosofía del Derecho, que tampoco la debí entender muy bien aunque no importa que ahora lo confiese porque al fin y al cabo hace mil años que aprobé la asignatura. 

 Lo que sí se me quedó muy bien grabado fue aquello de “no hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti” y claro, entendí, que esa frasecita que me surge siempre en mis relaciones con cualquier otro mortal, se la habían enseñado también a los demás, y, para más ingenuidad si cabe, que los demás se la habían aprendido.  

Como capto Bola que te empiezas a impacientar y eso significa que te aburres, te voy a confesar a lo que mis arduas reflexiones sobre el porqué de tantos desengaños que he sufrido en mi vida.  Es tan simple, que creo que debo estar equivocada, pero, de momento, es lo único que me proporciona una explicación razonable: verás,  pues por más que yo me empeñe y la filosofía de pacotilla considerada políticamente correcta nos infunde, ni de lejos, los humanos somos todos iguales, y aclaro que  no me refiero a derechos y obligaciones aunque esta última expresión se suele obviar porque no debe quedar bien, sino que me refiero a los valores engarzados en cada uno de nosotros, aquellos que nos mueven cuando nos relacionamos, los que nos hacen cuidar el trato íntimo, no sólo formal, con los demás, los que nos impulsan a sonreír al desconocido, tender la mano en ayuda, acariciar el corazón ajeno que sufre, compartir las risas y la alegría por el ser y por estar en el mismo momento y en el mismo lugar. Todo eso que de forma tan simple se traduce en el “ no hagas al otro lo que no quieres que a ti te hagan” y yo enmiendo gritando al mundo” hagamos a los demás lo que quisiéramos que a nosotros nos hiciesen”.

Pues mira peludo mío, algo tan simple y aún más fácil de hacer he comprendido que no se enseña, y lo que es peor no se sabe, y si se sabe, no se practica, por eso quizás, mi mundo de relaciones lo estoy reduciendo y a la vez enriqueciendo con mi relación conmigo misma, contigo y tus congéneres, y con lo que, por fin he aprendido aunque algo tarde, aquello de que antes que a los demás tengo que quererme a mí, y anteponer mis necesidades a las de los otros, se trate de quien se trate y, lo más triste de todo este aprendizaje, es que ni todo el mundo es bueno ni todos somos iguales. Una simple visión del mundo en que me muevo me lo corrobora cada día.

Pero claro, Bolita, mis reflexiones continúan y me pregunto: ¿ Debo olvidar aquello de no hacer a los otros lo que no quiero que  me hagan a mí?.

Seguiremos reflexionando juntos cuando te despiertes, peludo desagradecido.



Sherezade

21 febrero 2011

¿LA VIDA ES BELLA?



Bola….déjame un ratito que escriba, que suelte el lastre acumulado de estos días, en los que la vida me vuelve a enseñar su cara más cruel y fea. Sí, tienes toda la razón, quizás mi momento de defensas bajas y tantos días enclaustrada en casa no me ayudan a ver el color rosado de la vida, pero es que cuando no es de color bonito es que no lo es, hay que gritarlo al viento para que lo esparza por las cimas de las montañas y las olas de los océanos.  Y no pasa nada por reconocerlo, y de pasar, quizás se me alegre el ánimo con caricias que me muestren nuestros amigos lectores.

No es culpa de la fiebre, que también; ni de la ruptura aunque sea provisional de la vida normal, que también; ni esta obligación de permanecer encerrada en casa calentita, que también. Sé de cierto que no es todo ello el único causante de mis tristezas, no. ¿Las aumentan? Seguro que sí. Pero no quiero seguir engañándome cada mañana cuando me levanto diciéndome esas frases tan bonitas como inciertas sobre lo maravillosa que es la vida.  No, no me lo voy a decir más porque la vida no es tan maravillosa como queremos pintarla. La vida es así, un valle de lágrimas como ya está escrito en la Biblia que no la escribieron ayer, aunque en ese valle, en ocasiones, en momentos fugaces, instantes diría yo, luzca un sol espléndido, reine la primavera y lo invada el perfume de las rosas.

A ver que te parece a ti peludo mío. A esa frase mañanera con la que recargo mi batería emocional le voy a cambiar la palabra “vida“ por la de “instantes”, porque esos, a veces sólo a veces, sí existen: instantes en el lacrimógeno valle que me convencen de que merece la pena seguir adelante. De todas formas, las alternativas que me quedan a no seguir no son demasiadas, y, entre tú y yo, no es sólo que no sean demasiadas, sino que la elección entre el seguir y no seguir está muy clara y de momento, para algo gratuito que tengo asegurado como es la muerte, prefiero retrasar lo más posible el conocerla.


Hoy hace dos semanas la tita África, cansada de arrastrar su cuerpo por este Valle, decidió convertirse en otra estrella más que nos ilumina en la oscuridad. Y, por enfermita que estuviese, el dolor no duele menos. ¿Verdad? Y su hermana, la tita Susana, lleva cuatro días ingresada con una tristeza que su mente no le permite saber de donde procede, y claro, no nos atrevemos a recordarle lo que ha pasado dado que el Alzheimer está teniendo la gentileza de evitarle la pena de que su hermana querida se haya ido sin darle el beso de buenas noches para convertirse en estrella. Y mientras yo sin poder visitarla….no sea que empeore el panorama.

Fiebre, sudor, lágrimas como equipaje en el camino…Dime mi niño, dime, aunque te conozco y sé que para ti la vida mientras tengas tu pelotita sea de color de rosa, dime si sin los decorados que me invento y mi huida a la niña interior cada día más asustada que llevo dentro ¿ La vida es bella?



Sherezade


02 febrero 2011

LA MUERTE LENTA...





Escúchame Bolita; escucha quietecito y muy atento este poema de la escritora brasileña Martha Medeiros que te voy a leer despacio y que refleja tanto saber. Apréndelo porque  con él he acunado mi Alma cada día de estos tres últimos años; es el canto a la vida que me ha mantenido a flote y me ha hecho resurgir de mis cenizas al haber  creído con toda mi fuerza en su verdad. Aprende cada palabra, cada frase…con ello morir, moriremos, pero viviendo.
Gracias Martha..

Sherezade


LA MUERTE LENTA

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Arriesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

Marta Medeiros

14 enero 2011

YO CONFIESO.....


Escúchame Bolita que te voy a hacer una confesión que no puedes contar a nadie, y eso significa na-di-e. Estoy preparando el pliego de descargos para defenderme de la sanción de órdago que me van a tramitar por la denuncia que hoy me han puesto. Yo reconozco que no está bien, que hay otras formas de hacer determinadas cosas, pero un “ataque de trastorno mental transitorio”, que es lo que voy  alegar porque de mí no se lleva un céntimo más de lo debido el Estado, me ha conducido a actuar así.

Como sabes esta mañana por motivos que no vienen al caso he tenido que acudir a un Centro de Salud. Tras el saludo de buenos días al que nadie ha correspondido me he sentado en esos bancos corridos que cuando tose el de una esquina se mueven todos los asientos y los que lo ocupamos como si todos juntos fuésemos un flan. Como la espera se preveía larga he sacado de mi cartera el boceto de un informe que tenía que ultimar hoy sin falta.

 En esas estaba cuando una tal  Lolita que debe rondar los setenta ha llamado a una tal Juanita que debe tener problemas de oído, eso seguro, porque todo el personal se ha vuelto hacia la primera menos ella. Y claro, el Juanita, Juanita lo ha repetido al menos diez veces hasta que un alma piadosa ha avisado a la susodicha quien girándose  y encantada con el encuentro de su supongo amiga, ha corrido y vociferado hasta fundirse ambas en el consabido abrazo. 

Vuelta al informe pero el llanto de un bebé unido a las carreras de la que luego he sabido que es su hermanita, rubia y oronda, quien ha decidido tomar como pista de esquí el lustroso suelo del Centro, el sonido de los móviles y las vociferantes respuestas a las correspondientes llamadas,  me han impedido concentrarme en mi tarea.  Algo alteradilla ya pues llevaba cuarenta y cinco minutos sumergida en ese maremagnun de sonidos estridentes y amorfos, han llevado mi vista hasta un cartelito en el que una cara muy dulce de una enfermera ruega silencio a los pacientes. Y mis ojos han seguido buscando más carteles descubriendo uno escueto pero contundente que prohíbe fumar.

En esos momentos es cuando me ha dado el ataque de locura que espero me salve de la quema. He mirado a mi alrededor, he valorado los comportamientos desconsiderados de mis convecinos y convecinas, pacientes todos se supone pero con unas cuerdas vocales sanísimas, y cansada de enterarme sin quererlo de las conversaciones y vidas ajenas e impregnada del incivismo imperante, he sacado un cigarrillo y lo he encendido. Te puedes imaginar la que se ha liado , pero, al menos, he conseguido que durante los segundos que ha durado la perplejidad en la que han entrado los allí presentes, y eran unos cuantos, cesaran los sonidos, las voces estridentes, aflautadas y maleducadas, cesando por cesar hasta el llanto de los niños.  Pero ese estado de bienestar ha durado poco, te lo reconozco. Rápidamente se han multiplicado las voces acusadoras de mi acto de locura. Y, entonces, de forma educada pero contundente les he reclamado el silencio al que invita el cartelito, pero nadie me escuchaba, estaba juzgada y condenada . Tal ha sido el alboroto originado que los médicos han salido de las consultas, ha llegado en un pispas la supervisora, el de seguridad, y de milagro no han llegado los bomberos para apagar el cigarrillo. Y lo mejor, la autoridad se ha presentado rauda pero para entonces el cigarrillo se había quemado y las cenizas y colilla , cuerpo del delito,  las tenía bien guardadas en mi bolso, en una cenicero portátil que llevo conmigo porque una es muy cívica y no tira colillas a la vía pública. 

Me han identificado, me han reprochado y me han denunciado a pesar de que ninguno de ellos me ha visto fumar; en realidad nadie lo ha hecho pues sólo he encendido el cigarro a sabiendas de lo que podría ocurrir y se ha cumplido.

Sí, peludo mío, tienes toda la razón, hay otras formas de actuar y tú sabes bien que yo acato las leyes me gusten o no, pero  reclamo mi derecho a que se cumplan las normas básicas de convivencia y los demás me respeten también.

 Bolita, ¿tengo o no tengo razón???? Eh??? ¡Contesta con un guau si es sí, y con cien si es no!

          Sherezade

       

27 diciembre 2010

ESCAPADA DEL ALMA


Escúchame Bola:

Cuando observas que me encojo sin motivo es porque se me ha escapado el Alma. Tiene la ocurrencia de  ausentarse sin aviso y me deja a solas con mi cuerpo  y  con mi mente, sin que pueda, entonces, recibir estímulo por ninguna sensación .

Mi alma está cansada; ella me lo ha dicho….no hay sueño que le repare el cansancio de  la vida agotadora que ha llevado y necesita su espacio para recobrar las fuerzas necesarias para acompañarme en mi camino.

Cuando le presto atención me cuenta algunos secretos.  Al parecer, en estas escapadas, deambula entre otras almas que  sus cuerpos olvidaron en un rincón cualquiera de la vida. Las observa silenciosas y ligeras de amarguras y alegrías. Son amorfas porque ya no sienten y  no pueden abandonar el mundo mientras  pervivan sus dueños.

Bolita, tu que tienes un alma limpia de dolores provocados, ¿ crees que si le escribo una carta regresará pronto a casa?

Dulce alma…necesito tu regreso como mi organismo el agua. Necesito apreciar las alegrías y los dramas. Se que estás maltrecha, que estos años te han clavado dagas como estacas, y no olvido, que aunque tus heridas ya no  sangran,  no cicatrizan tus penas. Se que has arrastrado mi cuerpo por el océano de la nada.  Se que mi mente te regala las espinas mientras esconde la rosa para disfrutar su esencia, sin importarle las gotas de sangre fresca que provoca en tu mirada.  A diferencia tuya, ella es tan mortal como mi cuerpo y envidia que seas tu mi  amada compañera de vida mientras ella me tortura con sus verdades a medias. Pero yo no soy sólo ella; forma parte de mi  como mi boca o mis ojos,  y, aunque intenta dominarme y lo consigue en ocasiones,  no es con ella con quien siento mi existencia, sino contigo, que me hielas o me enciendes según haga calor o frío. Regresa a esta tu morada, imperfecta pero cálida , que te colmaré de caricias con risas y alegrías renovadas; te lavaré tus heridas con bálsamos elaborados con esencias de las más preciadas flores de vida mezclando fe, humildad, amor, paz y esperanza, esencias que he adquirido en la tienda del perdón a cambio de la promesa de engalanarte cada mañana, al alba, para que luzcas bonita, alegre y sana.

Ahora a esperar mi niño, a ver si descubre el camino del regreso y mañana,  cuando el alba, podemos vestirla de vida  para que luzca su enagua pespunteada con hilos perfumados de las esencias sagradas.
Sherezade

10 octubre 2010

"LOCA ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ..!



Escribió Juan Ramón Jiménez, en El Sol, sobre la  Elegía escrita por Miguel Hernández tras la muerte de su amigo Ramón Sijé en la Navidad de 1935, el siguiente comentario: "En el último número de la Revista de Occidente publica Miguel Hernández, el extraordinario poeta de Orihuela, una loca elegía a la muerte de su Ramón Sijé y seis sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la poesía pura deben buscar y leer estos poemas vivos... Que no se pierda en lo rolaco, lo católico y lo palúdico... esta voz, este acento, este aliento joven de España."

Boly, mi niño, hoy quiero hablarte de un gran poeta y mejor hombre:  Miguel Hernández. Ese libro que me ha acompañado a todas partes los últimos días de José Luis Ferris ( Pasiones, cárcel y muerte de un poeta) trata de ese hombre tan especial. Este año es el centenario del nacimiento del poeta, y estamos colmados  afortunadamente de homenajes a su memoria.  Por mi parte, esta mención, es el muy particular que yo le hago, admiradora  incansable de su obra.

Miguel Hernández murió en la cárcel durante la postguerra española, murió de dolor y rabia que yo lo sé, murió por las tres heridas,  la del amor, la de la vida, la de la muerte como el mismo escribió. Tengo que agradecer a Serrat que me lo descubriera cuando era niña pues en aquella España rancia y oscura de mi inicio de adolescencia se pasaba de puntillas sobre este poeta tan enorme. Pero, llegó Serrat, y ni lo rancio ni lo oscuro pudo con la fuerza de aquellas canciones  con las que aprendí  las letras de los poemas de Miguel Hernández, letras y música  que mis amigas y yo coreamos  una y mil veces a los acordes de mi hoy empolvada guitarra. Pero ¿Sabes Boly? Tuve que crecer y mucho para saborear la profundidad de esas letras, así como también tuve que crecer para admirar el valor de esos poemas, nacidos de un hombre del pueblo llano al que el destino le negó una formación esmerada.

Aunque me veas leer poesía no soy ninguna entendida, pero sé que la técnica de Hernández se pone en entredicho por los expertos en la materia.

Más de lo que sí entiendo son de mis emociones al palpar la aflicción del poeta, resentido con la vida y con la muerte, cuando, ante la partida de su amigo, su dolor afiló la mina del lápiz de su alma y dedicó este intenso y descarnado poema a Ramón Sijé, su amigo del alma a pesar de sus ideologías tan opuestas. 

Este poema nos demuestra y nos regala la grandeza humana de Miguel quien siguió amando a su amigo con independencia de haber elegido cada uno, caminos tan opuestos en sus creencias y pensamiento.

No quiero saber de destrezas semánticas, ni me importan. Me basta y me sobra en todo caso, tanto amor que, con su espontaneidad al escribir, el poeta desparrama y con el que me inunda el alma,  colmándome de caricias de vida y el anhelo de sembrar tal calidad de amor y cariño en y para mis amigos.

Gracias a ambos, por tanto: Miguel Hernández y Joan Manuel Serrat.

Déjame abrazarte Bolita mientras escuchamos juntos la canción de esta Elegía porque sé que volveré a romperme de emoción  por enésima vez cuando la escuche.

Sherezade





(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
 me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
 con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano


de la tierra que ocupas y estercolas,


compañero del alma, tan temprano.


Alimentando lluvias, caracolas


y órganos mi dolor sin instrumento

a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.



Tanto dolor se agrupa en mi costado,


que por doler me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,


un hachazo invisible y homicida

un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,


lloro mi desventura y sus conjuntos


y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,


y sin calor de nadie y sin consuelo


voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,


temprano madrugó la madrugada

,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,


no perdono a la vida desatenta

,
no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta


de piedras, rayos y hachas estridentes


sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,


quiero apartar la tierra parte a parte


a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte


y besarte la noble calavera


y desamordazarte y regresarte.


Volverás a mi huerto y a mi higuera:


por los altos andamios de las flores


pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.


Volverás al arrullo de las rejas


de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,


y tu sangre se irán a cada lado


disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,


llama a un campo de almendras espumosas


mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas


del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,













compañero del alma, compañero