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29 enero 2011

SE COMPRA UNA SONRISA.....


Autor imagen Sergei Ivanovich Gribkov (1820-1893)

Se compra una sonrisa…
Requiere ser nacida de un alma crecida con la Paz  y fecundada por la Alegría,
Amamantada con la savia  de ilusiones bordadas en las noches de verano ,
Vestida con un manto tejido con caricias

Se compra una sonrisa...
 Que corteje mi corazón quebrado y le devuelva la vida que le robó tu beso

Beso…
Que disfrazaste con amor  más resultó estar tejido con la esencia del engaño

Engaño..
Con el que adornas tu mirada para ocultar el niño maltratado
Que intenta vencer con la mentira la maldad que encierra en su pecado

Pecado
De haber nacido en cuna de grandeza y  mecido en las sombras de un cariño
Cercado por la niebla de la  estepa en la que te lanzaron al olvido

Olvido…
Que aún te arrastra por el fango del martirio

Martirio
Que viste a la vez tu nobleza y tu pecado

Más yo..
Recuerdo tu beso  y acaricio el llanto derramado por tu estado
Sabedora de que con la psicosis se nace y que tanto amor soñado por tus labios           
Muere en el instante en el que  descubres que quien te está amando
No es la madre que te negó el cariño
Ni el padre que ocultó  tus descalabros
Ni el hijo que te lanza a la locura
Ni el hermano que rehúye tu contacto
Sino una extraña que te acompaña en tu amargura
Entusiasmada con tus sueños confesados
Anclada en un futuro imaginario
Enloquecida por tu locura y por tu engaño
Ansiosa por negarte cualquier culpa
Deseosa de verte encadenado
Al dolor y el sufrimiento
Que aún siendo ahora pasado
Me desterró a  la penumbra y el tormento
Y dejó mi corazón desalentado

Más hoy
Vencido el dolor y  recuperada la cordura
Me pregunto si mereces mi condena
O por el contrario te beneficias de mi piedad como regalo

Se compra una sonrisa…
Que arrulle mi corazón marcado
Y colme de alegría mi árido pasado

Se compra, no se pide
Que de balde sólo se me ha regalado  engaños

Sherezade

20 enero 2011

YO, ÉL, TU…..



Yo….

En las noches heladas de mi cama
Percibo tu abrazo sosegado
Tu mirada sigilosa en mi mirada
En tanto navego por mi mundo imaginado


Azota el mar bravío mis enredos
El viento expande azaroso mi semilla
Mientras el sol me aleja del  invierno
Y retozo en mi jardín de la alegría


Él…

Gozo en mi sueño el beso desatado
Dibujo las caricias que mis manos le regalan
Disparo mis sentidos  con el roce de su  cuerpo
Estrello mi vida con las luces de su alma

Grito en silencio mi locura enamorada
Perfumo mi cuerpo con la esencia del deseo
Deseando su hombría, sus caricias y sus besos
Más que a tu cuerpo cierto y sembrado de esperanza

Y tú…

Clavas tu mirada en las sombras del  tormento
Porque sabes que me entrego enajenada
Imaginando que tus caricias y tus besos
Los recibo de otras manos, de otra boca, de otro Alma

Finges desconocer mi deslealtad buscada
Depositas un beso en mi mejilla
Me abrazas mientras vuelo con mis alas
Sabedor que al clarear el día
Serás tú , y no él, quien me tendrá en su cama

Yo…

Más si  preguntas  si he visitado su lecho
Si ha besado mis entrañas 
Escucharás
 ¿ como puedo conocer por sueños
El ardor de la dicha y el brío de la calma?

No me preguntes amor
No me descubras desnuda de compasión
Y repleta de añoranas

Sherezade
  

14 enero 2011

YO CONFIESO.....


Escúchame Bolita que te voy a hacer una confesión que no puedes contar a nadie, y eso significa na-di-e. Estoy preparando el pliego de descargos para defenderme de la sanción de órdago que me van a tramitar por la denuncia que hoy me han puesto. Yo reconozco que no está bien, que hay otras formas de hacer determinadas cosas, pero un “ataque de trastorno mental transitorio”, que es lo que voy  alegar porque de mí no se lleva un céntimo más de lo debido el Estado, me ha conducido a actuar así.

Como sabes esta mañana por motivos que no vienen al caso he tenido que acudir a un Centro de Salud. Tras el saludo de buenos días al que nadie ha correspondido me he sentado en esos bancos corridos que cuando tose el de una esquina se mueven todos los asientos y los que lo ocupamos como si todos juntos fuésemos un flan. Como la espera se preveía larga he sacado de mi cartera el boceto de un informe que tenía que ultimar hoy sin falta.

 En esas estaba cuando una tal  Lolita que debe rondar los setenta ha llamado a una tal Juanita que debe tener problemas de oído, eso seguro, porque todo el personal se ha vuelto hacia la primera menos ella. Y claro, el Juanita, Juanita lo ha repetido al menos diez veces hasta que un alma piadosa ha avisado a la susodicha quien girándose  y encantada con el encuentro de su supongo amiga, ha corrido y vociferado hasta fundirse ambas en el consabido abrazo. 

Vuelta al informe pero el llanto de un bebé unido a las carreras de la que luego he sabido que es su hermanita, rubia y oronda, quien ha decidido tomar como pista de esquí el lustroso suelo del Centro, el sonido de los móviles y las vociferantes respuestas a las correspondientes llamadas,  me han impedido concentrarme en mi tarea.  Algo alteradilla ya pues llevaba cuarenta y cinco minutos sumergida en ese maremagnun de sonidos estridentes y amorfos, han llevado mi vista hasta un cartelito en el que una cara muy dulce de una enfermera ruega silencio a los pacientes. Y mis ojos han seguido buscando más carteles descubriendo uno escueto pero contundente que prohíbe fumar.

En esos momentos es cuando me ha dado el ataque de locura que espero me salve de la quema. He mirado a mi alrededor, he valorado los comportamientos desconsiderados de mis convecinos y convecinas, pacientes todos se supone pero con unas cuerdas vocales sanísimas, y cansada de enterarme sin quererlo de las conversaciones y vidas ajenas e impregnada del incivismo imperante, he sacado un cigarrillo y lo he encendido. Te puedes imaginar la que se ha liado , pero, al menos, he conseguido que durante los segundos que ha durado la perplejidad en la que han entrado los allí presentes, y eran unos cuantos, cesaran los sonidos, las voces estridentes, aflautadas y maleducadas, cesando por cesar hasta el llanto de los niños.  Pero ese estado de bienestar ha durado poco, te lo reconozco. Rápidamente se han multiplicado las voces acusadoras de mi acto de locura. Y, entonces, de forma educada pero contundente les he reclamado el silencio al que invita el cartelito, pero nadie me escuchaba, estaba juzgada y condenada . Tal ha sido el alboroto originado que los médicos han salido de las consultas, ha llegado en un pispas la supervisora, el de seguridad, y de milagro no han llegado los bomberos para apagar el cigarrillo. Y lo mejor, la autoridad se ha presentado rauda pero para entonces el cigarrillo se había quemado y las cenizas y colilla , cuerpo del delito,  las tenía bien guardadas en mi bolso, en una cenicero portátil que llevo conmigo porque una es muy cívica y no tira colillas a la vía pública. 

Me han identificado, me han reprochado y me han denunciado a pesar de que ninguno de ellos me ha visto fumar; en realidad nadie lo ha hecho pues sólo he encendido el cigarro a sabiendas de lo que podría ocurrir y se ha cumplido.

Sí, peludo mío, tienes toda la razón, hay otras formas de actuar y tú sabes bien que yo acato las leyes me gusten o no, pero  reclamo mi derecho a que se cumplan las normas básicas de convivencia y los demás me respeten también.

 Bolita, ¿tengo o no tengo razón???? Eh??? ¡Contesta con un guau si es sí, y con cien si es no!

          Sherezade

       

06 enero 2011

EL CORAZÓN HELADO



Alguien dijo que se helaría mi corazón….alguien que conocía el camino negro que la vida me había reservado de ignominias y mentiras. Quizás ese alguien vestido con toga negra y birrete de armonías, desconocía que me escaparía de la oscuridad para entregarme a las luces de la vida.

Y me escapé….Anduve vagando y en súplica constante de un auxilio que nunca llegó a mi encuentro,  esparciendo  amor  por tierras estériles, aferrándome a las manos que casi siempre resultaron ser zarpas ancladas en el  vicio  de la muerte, de la sangre, de la nada.

Bailé los bailes que marcaban las canciones estivales de las cigarras, y rumié gozosa entre los pastos brotados por un sol que sólo me deslumbraba. 

Más mi sombra se enojó conmigo y me abandonó a mitad de una de mis travesías del desierto cuando era ella mi único cobijo del ardor del dios iluminado, y, sin ella, comprendí que el fin del camino había llegado y caí , muerta, en la arena bruñida  y sedienta de aguas mansas. 

Desperté en el fondo del océano, arrullada por mil peces de colores relucientes que custodiaban mi lecho de algas frescas bajo la atenta mirada de una sirena de cabellera dorada quien me contó que en mil años encadenada al olvido de su amado no lograba olvidar sus besos dulces y las caricias sentidas de sus manos rosáceas por lo que estaba condenada, mientras no acatase el olvido, a la pena de ostracismo del resto de las sirenas, otrora adoradas hermanas.

Sentí una punzada de gozo al comprender que el amor perdura más allá de mi nada, más allá de mi sombra, más allá de la cruel estaca de la verdad que lo mata…Y,  enredada entre las hebras de su cabellera dorada fui devuelta a las arenas, pero esta vez, de una playa de arenas blancas, en donde el sol me atraviesa y el mar acaricia mi cuerpo sediento de agua fresca, de besos ciertos, de amor sin estelas de dolor mientras mi risa se confunde con mis sueños embriagados del néctar de una vida esperanzada.

Y cierto es que mi corazón ha estado helado, que los fríos del camino de la vida congelaron su latido y lo encerraron en el pozo de negrura almidonada con absoluta desesperanza, que para derretirlo no han bastado los calores del desierto ni el ardor de mis palabras suplicantes por sacarlos de la nada. Sólo el beso del tiempo ha fundido el hielo que lo envolvió de amargura y sólo el tiempo lo ha regresado al camino transitado de alegría e iluminado de luces de color ámbar que estilizan su figura y enorgullecen mi alma.

Sherezade